Aldea Bujaraiza

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Sumergida bajo las aguas del Pantano del Tranco.
En la actualidad, cuando el pantano presenta escasez de agua, aún pueden verse los restos de la aldea.
Todavía queda en pie los restos de la Iglesia de San Miguel de Bujaraiza, y delante de ella la Era de Bujaraiza que pudo servir también de plaza.
Allá por los años 50 tuvo lugar su completo abandono y el exilio de sus vecinos debido a la construcción del embalse. Las casas fueron desmanteladas y derribadas, dejando pocas señales de la aldea. Decenas de personas tuvieron que trasladarse, principalmente, a la aldea de El Calonge en Palma del Río o al pueblo de Espeluy.
Aquellas 24 familias de colonos que se fueron para instalarse en la Estación de Espeluy. La Hermandad de San Miguel es la que se encarga de mantener vivo ese recuerdo año tras año cuando celebra sus fiestas en honor al Santo.
Incluso cuenta con un monumento que tiene en su cúpula la imagen de San Miguel Arcángel, y en su base, el nombre de cada una de las familias de colonos, además del nombre de la mujer que se trajo la imagen del Santo desde Bujaraiza. El monumento se descubrió en 2011 en el Parque Donantes de Sangre del poblado de Lara, en la Estación de Espeluy, ante la presencia de los colonos aún con vida y de sus familias.
A menos de un kilómetro en direcciones opuestas se conserva el Cementerio de Bujaraiza y el Cementerio Viejo de Bujaraiza.
También se conserva el Lavadero de Bujaraiza.
Citada en las relaciones de Felipe II como dehesa, fue segregada por este monarca para entregarla en señorío a Gonzalo de la Peña, y dejó de serlo en 1837 para anexionarse a Hornos, desapareciendo bajo las aguas del Pantano hacia 1932.