Está elevada sobre una plataforma con escalones a modo de los antiguos templos romanos.
Su portada es de arco de medio punto con arquivoltas como las antiguas portadas románicas.
Sobre la portada tiene una ventana con parteluz neogótica.
Corona la fachada una espadaña de una sola campana coronada por una cruz de hierro.
La cubierta es de tejado a dos aguas con alero escalonado.
En la fachada antes de llegar al alero está decorada con arcos cegados de medio punto en relieve.
En su cabecera termina en un ábside con tres ventanas de arco de medio punto. Siguiendo una antigua leyenda: "Justiniano estaba haciendo el ábside de Santa Sofía en Padua, mandó que se abriese una ventana para la debida ventilación, y así se hizo, más le pareció pequeña y quiso adosar otra y entonces se apareció un ángel al arquitecto, que le dijo: ORDENO QUE ILUMINES EL ALTAR CON TRES VENTANAS EN HONOR DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO". Por está tradición muchas de las cabeceras de las iglesias del Santo Reino emplean tres vanos.