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Santa Catalina de Alejandría
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Santa Catalina de Alejandría
Religioso
Santa Catalina de Alejandría. Foto antiguaSanta Catalina de Alejandría. InscripciónSanta Catalina de Alejandría. Foto antigua
Santa Catalina de Alejandría.
Leyenda

La historia se remonta a los tiempos de la conquista de la ciudad de Jaén, en aquellos tiempos denominada Yayán, allá por el año 1246.

En esa época el rey don Fernando ya había sitiado la ciudad con anterioridad en dos ocasiones pero la gran capacidad defensiva de los musulmanes y la posición estratégica de la fortaleza hicieron fracasar las campañas.

La tercera vez, la disposición del rey era bien distinta y prefirió afrontar la campaña con más paciencia que estrategia así que sitió la ciudad y se dedicó a esperar que se agotaran los víveres de sus enemigos.

Una noche, casi decidido a abandonar la contienda debido a la resistencia musulmana, tuvo una aparición. En sueños, vio una cruz que le abría las puertas del alcázar y a la mártir Santa Catalina entregándole las llaves de las puertas e indicándole la manera de tomar la ciudad. Al día siguiente, el rey convocó a los capitanes de su ejército y les explicó su plan de asalto para la toma. Al anochecer, tendrían que requisar varios rediles de ganado y colocarles al cuello un farolillo. Cuando oscureció los encendieron y echaron el ganado monte arriba.

Los musulmanes cayeron en la trampa y entre ellos cundió el terror al ver lo que creían que era un ejército cristiano multiplicado. El miedo les hizo abandonar tan estratégica fortaleza y, al día siguiente, los moros fueron reducidos. Conseguida la conquista los cristianos se apresuraron a organizar distintos actos de agradecimiento por la intervención divina de Santa Catalina.

Además, la mezquita fue consagrada como un templo cristiano y se erigió en ella un altar en el que se colocó la imagen de la Virgen que el rey llevaba consigo en todas las batallas. Al parecer, se trataba de una talla de Nuestra Señora de la Antigua.

Este fue el primer paso de la firme voluntad manifestada por el rey Fernando III, que pasó a la historia con el sobrenombre de El Santo, por evangelizar y cristianizar esta tierra y que quedó simbolizada en una gran cruz de madera que el monarca colocó en el pico más alto de la montaña. Esta cruz, desde la cual se divisaba la ciudad, simbolizaba el triunfo sobre los musulmanes y el agradecimiento a Santa Catalina por haber ayudado a los cristianos a tomar la ciudad.

Fernando III ordenó que se construyera junto a la cruz un pequeño alcázar en el que vivió durante ocho meses, el tiempo que tardó en cristianizar la zona. Antes de partir hacia tierras castellanas, Fernando III estableció que a partir de ese momento se atribuyese a Santa Catalina ser la patrona espiritual de la villa y de su fortaleza.