La acelga es una subespecie de Beta vulgaris, al igual que las remolachas, betarragas y el betabel, aunque a diferencia de éstas es cultivada para aprovechar sus hojas en lugar de sus raíces.
Es nativa de Europa meridional, donde crece espontánea en la región mediterránea.
Existen numerosas variedades debido a que se cultiva extensamente en todas las zonas templadas del mundo.
La variedad cultivada tiene una raíz más tuberosa que la silvestre.
Es una planta herbácea bianual, (no confundir con bienal) cultivada como anual, con hojas grandes, de color verde brillante y nervadas.
Los pecíolos de las hojas (llamados pencas) son blancos, amarillos o rojos, según la variedad.
Se puede consumir toda la planta, incluidas las pencas de las hojas, si se recolecta cuando éstas son pequeñas (menos de 20 cm), pero si se dejan crecer es mejor desechar la penca ya que tiende a amargar.
Se cocina igual que la espinaca, de la cual es pariente.
Las plantas muy tiernas se pueden consumir crudas en ensaladas.
Es una verdura muy apreciada ya que aporta vitaminas, fibra, ácido fólico y sales minerales con un alto contenido de agua (48%). Las hojas exteriores, que suelen ser las más verdes, son las que contienen mayor cantidad de vitaminas y carotenos.
El jugo contiene hasta un 27% de sacarosa, además de coniferina, galactinol, vanillina y gran cantidad de ácidos orgánicos y azúcares. Uno de sus principios activos es betaína que transforma los triglicéridos en lipoproteínas. Entre los aminoácidos se encuentran la isoleucina, glutamina y arginina. Además se encuentran saponinas, derivados de la xantina y la colina.