Cuentan que cuando estaba a punto de empezarse a construir, antes de empezar ni siquiera a dar la primera paletada al terreno, mandó construir un marco de madera con las dimensiones de la ventana que iría a ser colocada en el sitio preferente de dicho pabellón, desde donde se tenía una vista, la mejor e inédita, del Castillo de Santa Catalina. Entonces lo mandó sujetar en el aire una vez encuadrado como si de una fotografía se tratara, y después de realizado esto, dijo textualmente al responsable de la obra: " Ahora ya podeis construir el resto de la casa". Desde entonces aquella ventana se hizo famosa, y se le conoció en Jaén como " La ventana de Don Eduardo".