Árbol perennifolio de gran longevidad, existiendo ejemplares con más de 1.000 años.
Altura: entre 25 y 30 metros. Excepcionalmente pueden alcanzar hasta los 35 metros.
Hojas: Se presentan en ramillos con forma de escama entre 2 y 5 milímetros de longitud. Forman un follaje denso de color verde oscuro.
Ramas: finas, más o menos cilíndricas o tetragonales de color verde oscuro mate.
Flores: las masculinas son cilíndricas de tono amarillento entre 3 y 5 milímetros de largo y lanzan el polen entre febrero y marzo. Las femeninas forman conjuntos de pequeñas piñas o conos de color gris verdoso de 2 a 3 cm de diámetro, con 8 a 14 escamas, que al madurar adquieren un aspecto leñoso. La floración se produce en primavera y la maduración se produce en el otoño del año siguiente de la polinización, cerca de 20 meses después.
Semillas: la semilla se encuentra en los conos y poseen una propiedad germinativa muy duradera.
Tronco: recto, pudiendo alcanzar hasta 1 metro de diámetro, aunque excepcionalmente se han encontrado ejemplares de hasta 3 metros en su base. Corteza delgada, más o menos lisa, de color grisáceo en árboles jóvenes que con la edad cambiará a un pardo oscuro y grietas longitudinales.
Raíces: bien desarrolladas. Las secundarias son horizontales, superficiales y alargadas, lo que le permiten anclarse firmemente al suelo.
Madera: de color pardo claro, nudosa, resistente y bastante ligera. No es resinosa, pero exhala un perfume que recuerda a la madera del cedro. Es de muy larga duración, se considera imputrescible y que no existe ningún insecto que lo ataque.
Con ramificación extendida y aspecto de cedro o de pino.
Es original de regiones del este del Mediterráneo, existiendo zonas importantes en el norte de Libia, sur de Grecia (Creta y Rodas), sur de Turquía, Chipre, oeste de Siria, Líbano, oeste de Jordania y ciertas zonas de Irán.
Se cree que hace unos dos o tres mil años formaba grandes masas forestales en el norte de África, quedando hoy en día pocos ejemplares.
Soporta tanto los suelos ácidos como los básicos. Aguanta terrenos áridos o compactos y rechaza los suelos muy húmedos o arenosos.
Es un árbol que necesita sol, soportando muy bien el calor y la sequía, no así los grandes fríos (temperaturas inferiores a -10 ºC)
El ciprés común fue muy cultivado en el mundo greco-romano, convirtiéndose en un elemento común del jardín mediterráneo.
La madera del ciprés común se utiliza en ebanistería fina, carpintería, construcción y escultura.
Dada su resistencia a la humedad, desde antiguo se ha utilizado en la industria naval, como ya se ha comentado, así como en aquellos trabajos expuestos a la humedad o al agua.
También se utiliza para la construcción de guitarras.
En medicina, sus hojas y conos, se utilizan para el tratamiento de las varices, úlceras varicosas, hemorroides y problemas de próstata.
Es astringente, expectorante, diurético, vasoconstrictor, sudorífico y febrífugo.