Estudió bachillerato interno durante ocho años en
el colegio de los Escolapios de Yecla, etapa que refleja en sus dos
primeras novelas, de fuerte contenido autobiográfico.
De 1888 a 1896 cursó derecho en Valencia, donde
se interesa por el Krausismo y el anarquismo y se entrega a febriles
lecturas literarias y políticas.
Empiezan sus pinitos periodísticos. Usa los
seudónimos de Fray José, en La Educación Católica de Petrer, Juan de
Lis en El Defensor de Yecla etc. Escribe también en El Eco de Monóvar,
El Mercantil Valenciano e incluso en El Pueblo, periódico de Vicente
Blasco Ibáñez.
Casi siempre hace crítica teatral de obras de
fuerte contenido social (elogia las obras de Ángel Guimerá y Benito
Pérez Galdós o el Juan José de Joaquín Dicenta) y ya refleja sus
inclinaciones anarquistas.
Traduce el drama La intrusa de Maurice
Maeterlink, la conferencia del francés A. Hamon De la patria o Las
prisiones del príncipe Kropotkin.
En 1895 Azorín publica dos ensayos, Anarquistas
literarias y Notas sociales, en las que presenta al público las
principales teorías anarquistas.
Se examina en Granada y Salamanca, pero fue más
estudiante que estudioso y más atento a las tertulias, al periodismo,
al teatro, a la literatura y a los toros que a las leyes.
Llegado el 25 de noviembre de 1896 a Madrid para
seguir sus estudios, se inició en medio de grandes privaciones en el
periodismo republicano (El País, de donde le echan; El Progreso,
periódico de Alejandro Lerroux), recibiendo sólo el apoyo de Leopoldo
Alas en uno de sus Paliques, e hizo de crítico y traductor.
Usa los seudónimos de Cándido, en honor a Voltaire, Ahrimán, el dios persa de la destrucción, Charivari y Este, entre otros.
Poco a poco su nombre aparece en revistas y
periódicos cada vez más importantes: Revista Nueva, Juventud, Arte
Joven, El Globo, Alma Española, España, El Imparcial, ABC.
Escribe una trilogía de novelas autobiográficas
donde ya utiliza su definitivo seudónimo, Azorín: La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
A partir de 1905 el pensamiento y la literatura de Azorín están ya instalados en el conservadurismo.
La Andalucía trágica, era de 1904 a 1905, anterior a “Los Pueblos” (edición en 1914) y posteriormente añadida.
Comienza a colaborar en ABC y participa activamente en la vida política.
Antonio Maura, y sobre todo el ministro La Cierva, se convierten en sus máximos valedores.
Entre 1907 y 1919 fue cinco veces diputado y dos breves temporadas (en 1917 y 1919) subsecretario de Instrucción pública.
Viajó incansablemente por España y ahonda en la lectura de los clásicos del Siglo de Oro.
Su ensallo Castilla (1912) su objetivo es profundizar en la
tradición cultural española (reflexiones que surgen espontáneamente a
partir de pequeñas observaciones del paisaje).
En 1924 es elegido miembro de la Real Academia Española.
También escribiría obras de teatro como Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927),
Comedia del arte (1927) y la trilogía Lo invisible, de la que forman parte La arañita en el
espejo, El segador y Doctor Death, de 3 a 5, considerada por algunos
críticos como su mejor producción dramática.
Félix Vargas (1928), Superrealismo (1929) y Pueblo (1939).
Tras un período de relativo silencio profundamente
marcado por la contienda civil, Azorín vuelve a la narrativa con El
escritor (1941), la novela rosa María Fontán (1943) y La isla sin
aurora (1944).
En sus últimos años cultivó asiduamente la crítica cinematográfica.