Es venerada en el cristianismo desde los tiempos de los primeros apóstoles.
El Islam también la venera como la virgen sin pecado "Marian".
Los Evangelios
San Mateo habla de ella como esposa de José que "concibió por obra del Espíritu Santo" antes de que "conviviesen" como marido y mujer (Mt 1,18).
María está presente en la visita de los Reyes Magos (Mt 2,11)
En la huida a Egipto (Mt 2,14)
De regreso a Nazaret (Mt 2,23)
San Marcos sólo habla de ella como madre de Jesús (Mt 6,3).
La Natividad de Lucas incluye la anunciación del ángel Gabriel a María de la llegada de Jesús (Lc 1,27-38)
La visita a Isabel, madre de Juan el Bautista y pariente; el himno de María, el Magníficat (Lc 39,56)
La visita de los pastores al portal de Belén (Lc 39,56).
San Lucas también se refiere a la perplejidad de María cuando encontró a Jesús en el Templo discutiendo con los doctores a los 12 años.
El Evangelio según san Juan se refiere a María como "la madre de Jesús" (Jn 2,19)
Está presente en el primer milagro de Jesús en las bodas de Caná (Jn 2, 1,3,5)
En la muerte (Jn 19, 25-27).
También se menciona a María en el monte de los Olivos con los apóstoles y los hermanos de Jesús antes de Pentecostés (Hech 1,14).
Comienzos de la Iglesia
Ya en el siglo II los cristianos veneraban a la Virgen llamándola Madre de Dios para resaltar la divinidad de Jesús.
Durante las controversias del siglo IV respecto a la naturaleza divina y humana de Jesús, las escrituras devocionales y teológicas empezaron a referirse a la Virgen con el título griego de Theotokos (Madre de Dios).
El monje sirio Nestorio (s.V d.C.) impugnó este uso, insistiendo en que María era madre de Jesús, pero no de Dios.
El Concilio de Éfeso (año 431) condenó sus enseñanzas y afirmó de forma solemne que María era Theotokos, término utilizado tanto por la Iglesia ortodoxa como por la Iglesia católica.
Muy vinculado al de Virgen María, el calificativo de Madre de Dios pone de relieve la concepción virginal de Jesús (Lc. 1,35), reafirmando que su verdadero padre es Dios y no José.
En la devoción mariana que se desarrolló en Oriente durante el siglo IV, la Virgen María fue venerada tanto por la concepción como por el nacimiento de Jesús, doctrina que los credos bautismales del siglo IV de Chipre, Siria, Palestina y Armenia (373-374) expresaban con claridad.
A partir de mediados del siglo VII se utilizó el título de Aieiparthenos (siempre-virgen) para expresar la certidumbre de su virginidad.
Los pasajes del Nuevo Testamento que mencionan a los hermanos de Jesús (Mc. 6,3, donde también se citan hermanas; 1 Cor. 9,5 y Gál. 1,19) han sido interpretados como referencias a parientes de Jesús o a hijos de José de un matrimonio anterior.
Virgen santa o bendita, como se la llamó desde los siglos II y III, expresa la creencia de que su íntima unión con Dios a través del Espíritu Santo en la concepción de Jesús (Lc. 1,35), la dejó libre de pecado.
Un concilio romano celebrado en 680 se refirió a ella como "siempre virgen santísima e inmaculada".
Entre los siglos IV y VII surgieron en la Iglesia oriental y en la occidental festividades en honor de varios acontecimientos de la vida de María.
La Natividad de la Virgen, narrada en el protoevangelio apócrifo de Santiago, se celebra el 8 de septiembre, el 25 de marzo la Anunciación, el 2 de febrero su purificación en el templo y el 15 de agosto su muerte (llamada Dormición en la Iglesia oriental) y Asunción a los cielos.
Desde la edad media
Una de las principales razones del espectacular crecimiento experimentado por la devoción a la Virgen a finales de la edad media (siglos XIII-XV) se encuentra en la imagen de Cristo que se desarrolla desde comienzos de la época medieval.
El arrianismo, doctrina que negaba la divinidad de Jesucristo, ejerció una influencia profunda entre los godos y otros pueblos de Europa central y septentrional hasta que se produjo su conversión al cristianismo, por lo que durante esta época la Iglesia realzó la divinidad de Cristo, que en las pinturas bizantinas aparece como pantokrator (gobernador universal y omnipotente) y en las imágenes occidentales como juez supremo y universal. Al asumir Jesucristo este papel, la Virgen María empezó a ser considerada como una figura capaz de interceder por los pecadores. El miedo a la muerte, y al Juicio Final provocado por la epidemia de peste negra del siglo XIV, convirtió a la Virgen en mediadora de la misericordia de Jesucristo y surgieron devociones populares como el rosario, que en un principio consistió en 150 Avemarías (imitando los 150 salmos del Salterio) a las que más tarde se incorporaron 15 Padrenuestros intercalados como penitencia por los pecados diarios; el Ángelus, recitado al amanecer, a mediodía y al atardecer, y las invocaciones a la Virgen María en la letanía empleando expresiones bíblicas como Rosa mística, Torre de David y Refugio de los pecadores.
También se crearon oficios a la Santísima Virgen con himnos, salmos y oraciones imitando los oficios divinos recitados o cantados por monjes y sacerdotes.
En la edad media, los frailes franciscanos, inspirados por el teólogo del siglo XIII Juan Duns Escoto, defendieron y predicaron la doctrina de la Inmaculada Concepción, que afirma que la Virgen María nació sin pecado original. A pesar de la oposición de los dominicos, para quienes se restaba valor al papel de Cristo como salvador universal, el papa Sixto IV la defendió, estableciendo en 1477 la festividad de la Inmaculada Concepción el día 8 de diciembre con una misa propia. En 1708 el papa Clemente XI extendió esta festividad a toda la Iglesia occidental y, en 1854, Pío IX publicó un decreto solemne definiendo la Inmaculada Concepción para todos los católicos. En 1950 el papa Pío XII decretó, de igual modo, la asunción de la Virgen a los cielos en cuerpo y alma como un dogma de fe para todos los católicos.
Santuarios
En Montserrat (España) se venera a la Virgen Negra o Moreneta desde el siglo XII.
El icono de Nuestra Señora de Czestochowa es venerado en esta localidad polaca desde comienzos del siglo XIV.
En México, la pintura de Nuestra Señora de Guadalupe conmemora la milagrosa aparición de María al indio Juan Diego en 1531 y su templo empezó a construirse en 1695. La Virgen de Guadalupe es patrona de México y fue citada por Pío XII en 1945 como "emperatriz de las Américas".
En el siglo XIX se produjeron varias apariciones de la Virgen y se crearon santuarios en torno a distintas devociones y peregrinajes marianos, tales como Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en París (1830), Nuestra Señora de Lourdes en Francia (1858), Nuestra Señora de Knock en Irlanda (1879) y Nuestra Señora de Fátima en Portugal (1917).
La basílica de Nuestra Señora la Virgen del Pilar (santa patrona de Aragón, en Zaragoza)
La ermita de la Virgen del Rocío, que se encuentra en Almonte, un pueblo de Huelva donde se realiza la Romería del Rocío
El santuario de la Virgen de la Cabeza, en Andújar (Jaén), que reúne a medio millón de peregrinos el último domingo de abril.