Fue uno de los introductores del manierismo italiano en Andalucía.
Nació en Jaén, 1528
Hijo del también arquitecto Francisco del Castillo el Viejo
A los 17 años es enviado por su padre a Italia para su formación
Colaborando junto al maestro Vignola en la Villa Julia de Roma hacia 1552, hecho que marcaría su estilo posterior.
Castillo el Mozo parece que pasó nueve años en Italia, según su propia declaración recogida del expediente de oposición para ocupar la vacante de maestro mayor de la catedral de Granada en 1577.
Según la misma declaración trabajó tres años en la Villa Giulia en Roma, por lo que se puede aventurar que estuvo al menos relacionado con Vignola, Vasari y Anmannati, más todo lo que supone estar en contacto directo con la Roma de mediados de¡ siglo XVI.
A partir de la muerte de Vandelvira se convierte en el arquitecto clave del manierismo en Jaén con numerosas intervenciones en parroquiales como arquitecto de la diócesis, realizaciones civiles como la Cárcel y Fuente Nueva de Martos e intervenciones en la provincia de Granada, culminando su labor con la traza de la fachada de la Chancillería de Granada.
Trabaja en Martos en la década de 1570
Fachada del Ayuntamiento (Antigua Cárcel y Cabildo) (1577)
Pilar de la Fuente Nueva (1584)
Reedificación del Santuario de María Santísima de la Villa (1559) (Fue enterrado en su interior)
Remodelación de la Real Iglesia de Santa Marta, y construcción de su campanario (mediados del siglo XVI)
En Jaén, participa en el Convento de Santa Clara
En La Guardia en el Antiguo Convento de Santo Domingo
En Huelma en su iglesia parroquial.
En Jamilena, Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Natividad (1559)
Asimismo es autor de la fachada de la Real Chancillería de Granada.
En 1576 muere el maestro mayor de la catedral de Granada, Juan de Maeda.
En un primer momento, el Cabildo nombra a Asensio de Maeda como sucesor de su padre.
Sin embargo, éste envía una carta de disculpa al estar enfrentando la dirección de las obras de la catedral de Sevilla, misiva en la que aprovecha para recomendar tres candidatos: Lázaro de Velasco, Juan de Orea y por último, Francisco del Castillo «El Mozo».
Finalmente, Castillo no recibió voto alguno del tribunal de capitulares, empatando a siete sus dos competidores, más preciosistas en el dibujo, mejor relacionados con la diócesis y con un proyecto más conservador, ya que «El Mozo» proponía una iglesia centralizada al estilo colosal de los proyectos de Bramante y Sangallo para la basílica de San Pedro del Vaticano.
No obstante, «El Mozo» manda una carta de oposición repleta de detalles:
[...] Lo otro por el manejo y práctica que yo tengo en el gobierno de los oficiales y ministros para las dichas obras que por hombre ejercitado y experimentado me obedecen y respetan, porque yo sé y entiendo el sacar de las piedras en las canteras, el orden de cargallas y traellas aunque fueran de grandeza que pareciere imposible a fuerzas humanas el orden de labrallas y traçallas parca y escasamente para que no se gasten los bienes de la fábrica ni torpe ni demasiadamente, el hacer de las máquinas para subir los materiales a los edificios, cómo se hará los moldes y contramoldes, cerchas, barbeles y otras falsareglas y cortes de piedra que de ninguno de mis opositores no tienen noticias porque no lo han usado ni ejercitado porque el uno solamente tiene noticia de haber leído algunos libros de arquitectura sin haber hecho otro exercicio ni práctica y el otro su práctica y exercicio ha sido labrar retablos de madera y lo es y demás desto el traçar las partes del edificio como son viages para comodidades del que ellos no tienen ningún conocimiento. Lo otro en lo que se contradicen mis opositores, el uno alegando teoría y el otro práctica como a vuestra señoría consta de lo que ambos carecen que lo tengo yo y muy cumplido porque en lo que toca a práctica y manejo de las manos lo que ellos pueden adquirir practicándolo de aquí adelante lo tengo yo por naturaleza por ser público y notorio que ansí en las cosas mínimas como en las más supremas que yo he tenido y tengo mucha práctica y exercicio desde el sacar de las piedras y labrallas derechas y salteadas y hacer otros viages y cortes para comodidad de los edificios, de puertas y ventanas y escaleras, montear capillas modernas y romanas y otros muchos primores y secretos que hay en esta facultad de las traças, hacer hornatos y entalles, follages, marcaras, epitafios, festones y otras galanías con que se adornan y enriquecen los edificios, hacer figuras como es público y notorio que yo las he hecho en el más honroso lugar del mundo en mucha cantidad y muy estimadas que fue en Roma en un edificio suntuosísimo que hizo el papa Julio Tercio a quien yo serví tres años en este oficio por el más aventajado que había en mi tiempo desta facultad y demás desto saber traçar y dibuxar y modelar los edificios en papel en derecho y en perpectiva de todo lo cual dan fe las traças que yo he hecho para esta oposición y las muestras que yo hize de figuras de barro y el ensayo y demostración que hize para dar a entender como se han de instanciar y restribar los arcos y bóvedas y los demás edificios que se hacen en el aire que mis opositores no hallando objetos que ponelle por no confesar la verdad en su perjuicio o por no entender la ciencia y maestría que en ellas hay como maestros modernos y poco exercitados todos los objetos que pusieron fueron sin fundamento ni instancia por los decargos que yo di en presencia de vuestras señorías [...]
Será Lázaro de Velasco quien reciba el cargo de maestro mayor de la Catedral, pero tras un pleito interpuesto por Orea, éste consigue que acabe renunciando el anterior.
Juan de Orea ejercería la dirección un único año, falleciendo en los primeros meses de 1581.
Previamente, Francisco del Castillo, un año después de su carta de alegación —en 1577—, culminaría el edificio de la Cárcel y Cabildo de Martos, obra que le consagraría como arquitecto.
Murió en Granada, 1586.
Fue enterrado en el Santuario de María Santísima de la Villa, en Martos.