Planta herbácea del género Cynara en la familia Asteraceae.
Es cultivada desde la antigüedad como alimento en climas templados.
Alcanza de 1,4 a 2 metros de altura.
Vuelve a brotar de la cepa todos los años, pasado el invierno, si el frío no la heló.
Echa un rosetón de hojas enteras hasta profundamente segmentadas aunque menos divididas que las del cardo y con pocas o ninguna espina.
Las hojas tienen color verde claro en el haz y en el envés están cubiertas por unas fibrillas blanquecinas que le dan un aspecto pálido.
Tanto el rabillo de la hoja como la vena principal tienen costillas longitudinales muy salientes.
Cuando la planta entallece, echa un vástago más o menos alto, rollizo, pero también costilludo y asurcado con cada vez hojas más escasas y menos divididas a medida que estén más altas en dicho tallo.
En su apex, y en algunas divisiones laterales, traen unas cabezuelas muy gruesas, las alcachofas, cubiertas de numerosas brácteas coriáceas, en la base de las cuales está lo tierno y comestible.
Al florecer, endurecen mucho dichas brácteas y no se pueden aprovechar para comer, aunque no rematen en espinas como la de los cardos.
Esta planta podría ser originaria de Egipto o del Norte de África.
La planta denominada Cynara ya era conocida por griegos y romanos. Al parecer se le otorgaban poderes afrodisíacos y toma su nombre de una muchacha seducida por Zeus, y después transformada por este en alcachofera.
Introducido y cultivado en numerosos países templados en todo el mundo.
Los holandeses introdujeron las alcachoferas en Inglaterra donde en 1530 ya empezaron a crecer en Boreham (Essex) en el jardín de un palacio de Enrique VIII.
Fueron introducidas en los Estados Unidos de América en el siglo XVIII a través de la Luisiana por los franceses y de California por los españoles.