El epíteto específico "pinea" es el nombre latino de la piña y quiere destacar la producción por esta especie de piñones comestibles lo que constituye uno de los principales aprovechamientos de este pino.
Arbol perennifolio de hasta 30 m.
Es una conífera.
Los adultos presentan la copa en forma de sombrilla.
La corteza es muy gruesa, de color pardo grisáceo y muy fisurada, se desprende en grandes plaquetas en la madurez, dejando grandes manchas rojizas.
Posee raíces secundarias muy desarrolladas para extraer agua de las capas profundas.
Hojas aciculares algo rígidas y punzantes de 10 a 20 cm de largo, agrupadas de dos en dos.
Los ejemplares jóvenes tienen las hojas de color verde azulado y las de los adultos muestran un color verde claro vivo.
Florece en primavera, no llegando a madurar los piñones, que puede mantener su capacidad de germinación varios años.
Desarrolla unas flores masculinas de forma cilíndrica, agrupadas en gran número, formando espigas alargadas de color amarillo vivo.
Las flores femeninas también están agrupadas en un cono de color verde rojizo.
Fructificación: piña globoso-ovoidea de 8 a 15 cm x 7 a 10 cm, subsésil, caduca, brillante, apófisis convexas.
La piña madurará al tercer año o en la primavera del cuarto año después de aparecer.
Crecimiento: Lento.
Es un árbol de gran longevidad, llegando a vivir hasta 500 años.
La especie destaca por la producción de piñones comestibles, utilizados para consumir directamente, en confiterías y recetas culinarias.
La madera es de color claro y algo resinosa y propensa a la compresión lo que la hace poco apta para trabajos de carpintería. Sin embargo aguanta muy bien los esfuerzos a flexión por lo que se ha utilizado como apeas de mina y construcción.
Como combustible arde muy rápido desprendiendo gran cantidad de calor.
Su resina se aprovecha para sacar ciertas esencias de perfumería aunque su mayor aprovechamiento es el piñón de carácter comestible.
Es una especie claramente de luz que precisa de largas insolaciones para fructificar.
Suele darse en mesetas, llanuras, colinas y laderas bajas, incluso sobre dunas desde el nivel del mar hasta los 1.000 m.
Soporta bien la sequía estival.
Soporta bien el frío y las heladas.
Crece en todo tipo de terrenos, aunque se da mejor en los graníticos y silíceos sueltos.