Tanto su nombre genérico como específico, derivan del griego drakaina (hembra del dragón), por su jugo, de color rojizo, que se suponía semejante a la sangre del dragón.
Planta palmiforme que se eleva hasta unos 12 m de altura, cuyo tallo aparece ramificado en el extremo.
Es de lento crecimiento.
Hojas sésiles, coriáceas, de hasta 1 m de largo, de color verde-azulado, acuminadas.
Flores en panoja de color amarillo-verduzco, frutos pequeños, anaranjados.
Frutos bayas anaranjadas.
Es de destacar el famoso drago de Icod de los Vinos (Tenerife), al que se le calculan más de un millar de años.
La "sangre de drago", obtenida mediante incisiones de su corteza, tiene propiedades medicinales y fue muy apreciada en el pasado.
Planta de facil cultivo.
Requiere clima cálido.
Tolera el frío si no es muy intenso, heladas débiles.
Terrenos y ambientes secos.
Para los antiguos aborígenes, este árbol tenía propiedades mágicas.
En la Antigua Roma y en la Edad Media también era considerado un árbol mágico.
Su savia, que se transforma en roja en contacto con el aire ("sangre de drago"), se comercializaba debido a sus propiedades medicinales y a su uso en tintes y barnices.