Según el terreno y las condiciones de nutrición, puede llegar a ser sumamente tóxica, conteniendo elevadas concentraciones de solanina, un alcaloide que la planta emplea como defensa contra los predadores.
Hierba ligeramente pubescente.
Hasta 50 cm de altura
Hojas grandes, lanceoladas o romboidales, alternas y pecioladas, limbo ovoide más o menos sinuado.
Inflorescencias compuestas por 3 a 6 flores hermafroditas de entre 5 y 7 milímetros; éstas se agrupan en cimas pedunculadas, con pétalos blancos de los que sobresalen las anteras amarillas muy destacadas. El cáliz, con vellosidad glabescente, tiene 5 sépalos. Las flores son lo suficientemente pequeñas para no resultar distintivas a simple vista.
Los frutos son bayas de 1 cm de diámetro; verdes cuando inmaduros, se ponen negros, brillantes y lisos al final de la madurez. Contienen grandes concentraciones de solanina.
La solaninas resulta muy tóxica, al igual que otros alcaloides (chaconina y solasodina) presentes en el fruto y las hojas de la planta.
El envenenamiento produce vómitos, dolor estomacal, sopor, aumento de temperatura y en casos extremos, parálisis y finalmente la muerte por fallo cardiaco.
La concentración de solanina depende del grado de madurez (en los frutos), del terreno de cultivo y de las condiciones nutricionales de la planta, y no puede preverse a simple vista.
Su valor tóxico hace que la infusión se emplee a veces como insecticida para proteger los cultivos, en especial en combinación con la bacteria Agrobacterium tumefaciens.
En medicina popular, las hojas o la infusión en frío de las mismas se emplean como sedante, antiinflamatorio, antipirético y purgante; la sobredosis, sin embargo, puede ser fatal.
Puesto que la cocción destruye la solanina, los frutos maduros se usan ocasionalmente en mermeladas y conservas.