Venus es el segundo planeta del sistema solar en orden de distancia desde el Sol, el sexto en cuanto a tamaño, ordenados de mayor a menor.
Al igual que Mercurio, carece de satélites naturales.
Recibe su nombre en honor a Venus, la diosa romana del amor (gr. Afrodita).
Se trata de un planeta de tipo rocoso y terrestre, llamado con frecuencia el planeta hermano de la Tierra, ya que ambos son similares en cuanto a tamaño, masa y composición, aunque totalmente diferentes en cuestiones térmicas y atmosféricas (la temperatura media de Venus es de 463,85 ºC).
Su órbita es una elipse con una excentricidad de menos del 1%, formando la órbita más circular de todos los planetas; apenas supera la de Neptuno.
Su presión atmosférica es 90 veces superior a la terrestre; es, por tanto, la mayor presión atmosférica de las de todos los planetas rocosos del sistema solar.
Es de color blanco/amarillento por su atmósfera compuesta mayoritariamente por dióxido de carbono(CO2), ácido sulfúrico(H2S) y nitrógeno(N).
Pese a situarse más lejos del Sol que Mercurio, Venus posee la atmósfera más caliente del sistema solar; esto se debe a que está principalmente compuesta por gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, atrapando mucho más calor del Sol.
Actualmente carece de agua líquida y sus condiciones en superficie se consideran incompatibles con la vida conocida, aunque en descubrimientos recientes se ha encontrado fosfina en su superficie nebular, una molécula que en la Tierra es generada por microbios, lo que da indicios de una posible existencia de vida.
El Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y otros han postulado que en el pasado Venus pudo tener océanos con tanta agua como el terrestre y reunir condiciones de habitabilidad planetaria.
Este planeta además posee el día más largo del sistema solar de 243 días terrestres, su movimiento es dextrógiro, es decir, gira en el sentido de las manecillas del reloj, contrario al movimiento de los otros planetas. Por ello, en un día venusiano el Sol sale por el oeste y se pone por el este.
Sus nubes, sin embargo, pueden dar la vuelta al planeta en cuatro días terrestres. De hecho, previamente a estudiarlo con naves no tripuladas en su superficie o con radares, se pensaba que el período de rotación de Venus era de unos cuatro días terrestres.
Al encontrarse Venus más cercano al Sol que la Tierra (es un planeta interior), siempre se puede encontrar en las inmediaciones del Sol, por lo que desde la Tierra se puede ver sólo durante unas pocas horas antes del orto (salida del Sol) en unos determinados meses del año; también durante unas pocas horas después del ocaso (puesta del Sol) en el resto del año. A pesar de ello, cuando Venus es más brillante puede ser visto durante el día, siendo uno de los tres únicos cuerpos celestes que pueden ser vistos de día a simple vista además de la Luna y el Sol. Conocido como la estrella de la mañana (Lucero del alba) o de la tarde (Lucero vespertino), cuando es visible en el cielo nocturno es el segundo objeto más brillante del firmamento tras la Luna, por lo que Venus debió ser ya conocido desde los tiempos prehistóricos.
La mayoría de las antiguas civilizaciones conocían los movimientos en el cielo de Venus, por lo que adquirió importancia en casi todas las interpretaciones astrológicas del movimiento planetario. En particular, la civilización maya elaboró un calendario religioso basado en los ciclos astronómicos, incluidos los ciclos de Venus.
El símbolo del planeta Venus es una representación estilizada del espejo de la diosa Venus: un círculo con una pequeña cruz debajo, utilizado también hoy para denotar el sexo femenino.
Los adjetivos venusiano/a, venusino/a y venéreo/a son usados para denotar las características habitualmente atribuidas a Venus-Afrodita. El adjetivo venéreo suele asociarse a las enfermedades de transmisión sexual.
Venus y la Tierra (diosa griega Gea) son los únicos planetas del sistema solar con nombre femenino.