Nació en Cádiz el 23 de noviembre de 1876 dentro de una familia burguesa dedicada al comercio.
Fueron sus padres José María Falla, de origen valenciano, y María Jesús Matheu, de origen catalán.
Fueron cinco hermanos, siendo Manuel el mayor.
Su hermana María del Carmen desempeñó un papel fundamental en su vida, ya que, tras la muerte de sus padres en 1919, le acompañó en todo momento durante su estancia en Granada y Argentina, puesto que Falla, de naturaleza enfermiza y tremendamente aprensivo e hipocondríaco (como detalle, hervía el agua que se bebía) necesitaba de sus cuidados. María del Carmen sacrificó todo por cuidar de su hermano.
Otro rasgo que marcó la vida de Falla fue su profunda religiosidad, religiosidad infundida por su madre y un sacerdote amigo de la familia.
Aunque acogió con satisfacción la llegada de la II República, los ataques que recibió la Iglesia Católica hicieron que matizará su postura y esa profunda religiosidad fue el motivo por el que el régimen de Franco lo quisiera traer de Argentina, a lo que no accedió Falla.
Su formación musical comenzó muy joven, recibiendo sus primeras lecciones de su madre y de profesores locales, pero sus intereses, en la adolescencia, iban más por la literatura y el periodismo, fundando dos revistas: El Burlón y El Cascabel.
Tras escuchar, en 1893, una obra de Edvard Grieg, se orientó definitivamente hacia la música.
A partir de 1896 empieza su relación con la ciudad de Madrid donde estudia piano en la Escuela Nacional de Música y Declamación.
En 1899 termina brillantemente sus estudios en la Escuela y, por unanimidad, se le concede el primer premio de piano. En esta etapa de formación, fue fundamental su relación con Felipe Pedrell, musicólogo, que le despertó su amor por el flamenco y el cante jondo.
En Madrid va a conocer a Joaquín Turina, que luego le aconsejó irse a París, y escribió una de sus obras más conocidas: la ópera en un acto “La vida breve”, con libreto de Carlos Fernández Shaw. Esta obra la retocó varias veces a lo largo de su vida.
En 1907 se va a establecer en París hasta 1914. En esta ciudad va a completar su formación al entrar en contacto con Debussy, Maurice Ravel, Paul Dukas, Albéniz, Stravinsky, Pablo Picasso, etc. De esta época son sus “Cuatro Piezas españolas”, estrenadas por el gran pianista Ricardo Viñes, “Las siete canciones populares españolas” y “Noche en los jardines de España”, obra que estrenará en Madrid en 1916.
Comenzada la Primera Guerra Mundial, se instala de nuevo en Madrid entre 1914 y 1919. Empieza su época de madurez como músico.
El 15 de abril de 1915 estrena el Amor brujo con Pastora Imperio en el papel de Candelas.
El 9 de abril de 1916 estrena en el Teatro Real Noches en los jardines de España, con José Cubiles al piano. Ese mismo año entra en contacto con Serguei Diaghilev que se encuentra con los famosos Ballets Rusos en Madrid. Con los Ballets Rusos inicia una gira por Sevilla, Cádiz y Granada. También compone la obra: El Corregidor y la molinera, basada en la novela El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón.
Con el tiempo, y por insinuación de Diaghilev, ampliará la obra, dando lugar a una de sus composiciones más conocidas: “El sombrero de tres picos”, obra que será estrenada en Londres en 1919 por los Ballets Rusos de Diaghilev con decorados y figurines de Pablo Picasso. De este año es también su “Fantasía Baética”, encargo realizado por el gran pianista Artur Rubinstein.
A finales de 1919 realiza un viaje a Granada para recibir una serie de homenajes, alojándose en dos pensiones ubicadas en la Calle Real de la Alhambra. Animado por su amigo Ángel Barrios, decide trasladar su residencia a Granada, donde vivirá entre 1920 y 1939, instalándose definitivamente en el Carmen que lleva su nombre, en la Antequeruela Baja. Este carmen es actualmente la casa-museo Manuel de Falla. Su primera obra escrita en Granada será: “Homenaje a la Tumba de Claude Debussy”.
Falla se integrará en la vida cultural granadina relacionándose con Fernando de los Ríos, Hermenegildo Lanz, Manuel Ángeles Ortiz y, sobre todo, Federico García Lorca. Con alguno de estos personajes mas Ignacio Zuloaga, va a organizar “el primer Concurso de Cante Jondo” el 13 y 14 de junio de 1922 en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra.
Por encargo de la Princesa de Polignac, a partir de 1918, va a empezar a componer “El Retablo de Maese Pedro”. Esta pieza la estrenará en París en 1923 con decorados y figurines de Manuel Ángeles Ortiz y títeres con cabezas y figuras planas de Hermenegildo Lanz.
En 1927 escribe su “Soneto a Góngora” para conmemorar el tercer centenario de la muerte del poeta, a parte de muchas obras y encargos que recibe.
Su gran proyecto durante su estancia en Granada será “La Atlántida”, basada en la obra homónima de Jacinto Verdaguer. No terminó esta obra ni en Granada, ni en Argentina, acabándola su discípulo Ernesto Halffter.
En Granada vio llegar la II República, vivió el inicio de la Guerra Civil española, lloró amargamente el asesinato de su gran amigo Federico García Lorca y lamentó profundamente la quema de iglesias y conventos.
Durante estos años en Granada se producen una serie de reconocimientos a Falla: Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Miembro de la Hispanic Society of America, Miembro de la Real Academia de San Fernando y es nombrado en Francia Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor.
El nuevo régimen intentó captar a Falla, primero a través de su paisano José María Pemán y posteriormente ofreciéndole una pensión vitalicia si volvía a España desde Argentina a donde se había desplazado el 2 de octubre de 1939 para dirigir cuatro conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires. Falla no aceptó la oferta y ya no volvería a España.
Después de vivir en varios sitios, se estableció definitivamente, 1942, en el chalet “Los Espinillos” en la localidad de Alta Gracia en la provincia de Córdoba (Argentina). Durante su estancia en Argentina su gran preocupación musical fue terminar La Atlántida, cosa que no consiguió.
Su salud se deteriora progresivamente, “atiborrándose de pastillas” para poderse mantener.
Falleció el 14 de noviembre de 1946, nueve días antes de cumplir los setenta años.
Su funeral se celebró el 18 de noviembre en la Catedral de Córdoba, El 22 de noviembre sus restos, acompañados por su hermana María del Carmen, son embarcados rumbo a España. Llega el 9 de enero de 1947 a Cádiz. El cortejo fúnebre se dirige a la Catedral de la Santa Cruz de Cádiz, donde se celebró un solemne funeral. Con autorización expresa del Papa Pío XII, sus restos fueron enterrados en la Cripta de la Catedral, donde comparte espacio desde 1981 con José María Pemán.