La torre es el único elemento constructivo que se conserva de la primitiva edificación, levantada en el siglo XVI.
Se ubica en uno de los laterales del patio hortus del monasterio, al este del claustro.
Se trata de una edificación de planta rectangular y volumen troncopiramidal.
Se eleva sobre un plinto piramidal y presenta planta baja, tres niveles principales y terraza accesible y, según la descripción de Valls y Maestre, tuvo un sótano hoy inaccesible y cegado.
El segundo nivel presenta a su vez una subdivisión en dos niveles, y a partir de esta altura la escalera, inicialmente de planta rectangular en su arranque, retoma un desarrollo circular.
Los huecos de las fachadas son el resultado de las distintas operaciones de reforma que ha ido sufriendo el edificio.
La torre está rematada por una cornisa de molduración clasicista y cuatro escaraguaitas en cada una de las esquinas.
Son varios los elementos defensivos de la torre: aparecen matacanes en los frentes norte y sur y troneras en los frentes norte y este. Estos últimos elementos se resuelven mediante sillería, solución constructiva que se repite en las esquinas y en los huecos.
Los lienzos de la torre son muros de mampostería de piedra.