Aspecto similar a las palmeras pero sin estar emparentadas con ellas.
Estas plantas, de las que existen unas 15 especies
Fueron muy corrientes durante la era mesozoica, en especial durante el período jurásico. De hecho este período es conocido como la Edad de las Cicas.
En la actualidad, únicamente crecen en las zonas tropicales y subtropicales.
La más conocida es la Cica Revoluta, llamada también falsa palmera, que se suele cultivar como planta de interior, ya que no soporta el frío, aunque en España vegeta a gusto en la zona mediterránea.
Posee un tallo cilíndrico que presenta un crecimiento apical cubierto de las cicatrices que dejan las hojas que va perdiendo a medida que crece.
Las hojas pinnadas y de color verde brillante por el haz y mate por el envés, forman una cresta terminal.
La médula del tallo, el sagú, se utiliza para la alimentación debido a su alto contenido en hidratos de carbono.
Su reproducción es dioica, es decir, la planta femenina presenta en el extremo del tallo los megasporófilos, agrupados en conos redondeados que contienen las macrosporas.
Las plantas masculinas emiten una espiga lateral, los microsporófilos, que se agrupan formando conos que pueden alcanzar los 60 cm de altura.
Si se ingiere la Cycas es extremadamente venenosa tanto para los seres humanos como para los animales.
Los animales domésticos están en un riesgo particular ya que encuentran la planta especialmente sabrosa.
Los síntomas clínicos se desarrollan en las 12 horas poteriores a la ingestión y pueden incluir vómitos, diarrea, debilidad, desvanecimientos, fallo hepático o toxicidad hepática caracterizada por ictericia, cirrosis y ascitis.
Los animales domésticos pueden aparecer como abatidos, sangrar por la nariz (epistaxis), tener melena (sangre en los excrementos), hematoquecia y hemartrosis (sangre en las articulaciones).
El Centro para el control de venenos para los animales (ASPCA en sus siglas en inglés) estima una proporción de mortalidad que se encuentra entre el 50 y el 75 por ciento cuando se ingiere la planta.
La incidencia de la ingestión de esta planta por los animales domésticos se ha elevado en un 200 por ciento en los últimos cinco años.
Si cualquier cantidad de la planta es ingerida, un centro de control de venenos debe ser contactado inmediatamente.
Los efectos de la ingestión pueden incluir daños internos permanentes y la muerte.
Todas las partes de la planta son tóxicas, sin embargo las semillas contienen el nivel más alto de la toxina cicasina.
La cicasina causa irritación gastrointestinal, y en una alta dosis conduce al fallo hepático.
Otras toxinas incluyen la Beta-metilamino L-alanina, un aminoácido neurotóxico, y una toxina no identificada que se ha comprobado que causa parálisis en el ganado.