La roca sobre la que se asienta mide 164 m. de longitud.
En parte de sus laderas los cortes son verticales por lo que el castillo difrutaba de una cierta inexpugnabilidad natural.
Aunque las ruinas son dominantes, los restos son perceptibles sobre todo en los cimientos de los muros.
Según Jimena Jurado el castillo de Susana fue conquistado por el maestre de la Orden de Calatrava en 1238.
Ya estuvo desde tiempos remotos en ruinas.
Se encontraba en le camino de Alcalá la Real a Jaén en la falda de la Sierra de Susana.
En otras época se comenta que se extrajeron del Castellón en el que se encuentra el castillo restos de cultura romana.
Actualmente es casi imposible decir que sobre el cerro del Castellón se asentó un castillo, ya que son pocos los vestigios que restan del mismo.
Sin embargo es en este lugar donde Espinalt y otros autores lo situaron, además del propio topónimo del cerro.
La naturaleza dotó de las dificultades necesarias al lugar como para requerir complejas obras de fortificación.
Quedan algunos restos de muro muy mermados, así como se pueden encontrar, excavando un poco bajo los matorrales, restos del derrumbe de alguna construcción, sin que se pueda determinar su entidad.
En casi toda la extensión de su zona alta y media se encuentran numerosos restos de cerámica, muchos de ellos perfectamente identificables como medievales (cerámica vidriada).
Por la cantidad de cerámica encontrada, además de castillo posiblemente fue una población musulmana. A esto hay que añadir que se encuentra una zona como necrópolis, con restos humanos que afloran a la superficie.
Se encontró un resto de cerámica (en un lugar que parecía visiblemente resultado de los escombros producidos por algún derrumbe) con caracteres árabes grabados en él. La traducción de la inscripción es: lo bendecido por Dios. El fragmento parece ser parte de un ánfora o recipiente de grandes proporciones a juzgar por el ángulo de su curvatura. Se trata de cerámica almohade de época temprana.
En dicho cerro del Castellón se asentó algún poblamiento desde época temprana, utilizado por los árabes y luego por los cristianos, a juzgar por los restos cerámicos que allí se encuentran.
En Susana estuvo varias veces el rey Enrique IV y el condestable Iranzo, a la vuelta de sus incursiones contra Granada.
De igual forma que se dice que en Susana pasó su luna de miel Muley Hacén y su esposa Isabel de Solís.
Estas citas son de mediados siglo XV.
En la zona existen también unas cuevas de cierto interés por los restos encontrados en ellas. Ya han sido varios los hallazgos arqueológicos encontrados en la zona.