Era la calle principal de la villa amurallada de Quesada.
Recibe este nombre desde hace más de setecientos años.
Mantiene la estructura típica de las calles musulmanas: estrechas y con callejones sin salida. Esto se hacía así para dificultar los ataques del enemigo y para prevenir el calor, ya que permanecían en sombra la mayor parte del día; se llegaba a colocar toldos en verano para mantener el frescor. Además las fachadas se siguen pintando de blanco, ya que este color a absorbe menos el calor.