Había allí una tenería con su molino de zumaque y albercas para la curtimbre. Su dueño en el siglo XVIII era un caballero veinticuatro que estuvo en el presidio de Oran.
Entonces lindaba por su parte baja con el que llamaban el “quarto del Rastro”, dependencia destinada en aquel tiempo a dar “ferraje” a los caballos de su majestad y en algún otro momento probablemente a rastro, esto es, lugar de sacrifico y venta de ganado en perjuicio de las reales carnicerías de San Francisco. En la calle paralela, llamada ya entonces Nueva de San Ildefonso, vivían entre otros sus beneficiarios, el traficante de corambre, el fiel de carnicería y varios oficiales carniceros.