Es una de las doce lápidas repartidas por el mundo, a principios del siglo XX, por la organización masónica denominada Los Doce Apóstoles, siendo esta que se encuentra en Arjona la única que presuntamente contiene escrito el verdadero nombre de Dios: el Shem Shemaforash recogido en la Mesa de Salomón -nombre que no puede escribirse jamás y sólo debe pronunciarse para provocar el acto de crear-, y en la que también están escritas las claves para el conocimiento del Universo y la fórmula de la Creacción.
Es una plancha de mármol recorrida por estrellas, cuadrados, retículas, líneas y círculos que componen una especie de Mandala.
En esta compleja geometría se encierra un tratado cabalístico complejo y completo .
El origen del dibujo es hebreo por las tres letras del alefato hebreo que aparecen en ella lápida: Alef (Sonido gutural semítico que se ha perdido; es oclusiva y muda), Mem (Bilabial y nasal) y Shin (cuando el sonido es sin, suena como silbante, sorda y dental; cuando el sonido es shin, es silbante, sorda y palatal).
Es una piedra cuadrada de mármol de 75 cm. de lado y 25 mm. de grueso; grabada por una de sus caras con formas geométricas que guardan una doble simetría.
En su interior, se desarrolla una estrella de doce puntas, un dodecágono regular estrellado continuo de cinco partes, que se cierra siguiendo vértices alternos cada cinco contiguos y cerrándose en el mismo donde comienza.
Circunscribiendo al polígono, un Círculo, el mayor, que sirve de borde entre dos espacios: Uno, interior, donde suceden fenómenos geométricos y, otro, exterior, limitado por los bordes físicos de la lápida que es cuadrada.
Los lados del Cuadrado central grabado cortan al Dodecágono estrellado en puntos comunes a los lados, determinando una estrella de cinco partes, o Pentagrama; cuyos lados concretan líneas alternas que imprimen a la lápida un movimiento sugerido de naturaleza levógira, al contrario de las agujas del reloj.