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Historia de Guardamar del Segura
Se encuentran varios restos arqueológicos de la Prehistoria e Historia Antigua, como un yacimiento fenicio del s. VIII a. C. y otro íbero donde se descubrió la Dama de Guardamar.
Posiblemente el nombre de Guardamar en época árabe era Almodóvar, siendo los andalusíes quienes fortificaron la población y fundaron, en el año 944, una rábita califal que es considerada una de las más antiguas de España.
Hacia 1244 Alfonso X el Sabio conquistó la zona para la Corona de Castilla, manteniendo a la población musulmana.
Sin embargo, una sublevación general mudéjar del Reino de Murcia en el 1264 tuvo como represalia la expulsión de los musulmanes de la población.
Unos años después, hacia 1277, Alfonso X fundó la villa cristiana de Guardamar a la altura del actual castillo.
El rey la creó como municipio independiente con las mismas leyes de gobierno que la ciudad de Alicante (el Fuero de Alicante).
En 1296 el rey aragonés Jaime II de Aragón ocupó militarmente la provincia de Alicante, y a partir de 1304, por la Sentencia arbitral de Torrellas, pasó definitivamente de manos de la Corona de Castilla al Reino de Valencia organizada políticamente dentro de la Gobernación de Orihuela.
En Guardamar se mantuvo la legislación anterior y los privilegios de la Villa de Guardamar.
Además, el municipio obtuvo el rango de Villa Real, es decir, era propiedad directa del rey, y estaba fuera del régimen de señorío aristocrático, por lo que tenía representación directa en las Cortes dentro del Brazo Real.
En una incursión efectuada por los granadinos al frente de Rebdán o Redwan (fundador de la cercana población de Redován) en 1331, cuyo objetivo consistía en atacar Orihuela, la población fue saqueada y capturados 1.200 cautivos.
Posteriormente (1358-1359), durante la guerra de los dos Pedros entre Castilla y Aragón, el castillo fue incendiado.
En castigo por su débil oposición a las tropas castellanas, Pedro el Ceremonioso le suprimió al municipio su condición de Villa Real y su autonomía, pasando a ser desde aquel momento una aldea de Orihuela.
Todas estas circunstancias creaban dificultades para mantener una población estable a lo largo del siglo XIV.
Los habitantes del Guardamar medieval se dedicaban principalmente a la pesca, la explotación de la sal, y en menor medida a la agricultura, mientras que la ganadería, más importante, estaba en manos de ganaderos oriolanos.
Existía también una población flotante de contrabandistas, forajidos y corsarios, que se aprovechaban de la situación marginal de la villa.
Este situación empezó a cambiar cuando en 1400 Martín el Humano le concedió Carta Puebla la cual, unida al aumento del terreno cultivable permitió un crecimiento importante de la población.
En 1558, para defender la villa de los ataques berberiscos se reforzó la muralla
En 1692, tras números pleitos con Orihuela y el pago de una cuantiosa suma, Carlos II rehabilitó al municipio el título de Villa Real.
Durante la Guerra de Sucesión apoyó a Felipe V de Borbón, por lo que sufrió el ataque y el saqueo de los austracistas.
El siglo XVIII fue, como el resto de la comarca, un siglo de crecimiento basado en la agricultura.
El cardenal Belluga compró 13.000 atahúllas del término de Guardamar para su proyecto de las Pías Fundaciones
En el 1770 se segregó del término guardamarenco el lugar de Rojales para constituirse en municipio independiente.
A comienzos del siglo XIX un pequeño grupo de liberales al mando de los hermanos Bazán desembarcó y ocupó la villa, proclamando la Constitución de 1812 con la esperanza frustrada de que toda la Vega Baja se alzase contra Fernando VII.
En 1829 un importante terremoto causó numerosos muertos, dejó sin techo a más de tres mil personas en toda la comarca y destruyó la villa medieval, lo que obligó a la planificación de un nuevo casco urbano: el nuevo Guardamar se planificó con un criterio de urbanismo neoclásico (calles rectas y perpendiculares orientadas de norte a sur y tres plazas dispuestas simétricamente) y un diseño de viviendas con una finalidad de prevención de los terremotos (casas bajas con patios amplios). El emplazamiento antiguo fue usado como cantera para la construcción de las nuevas viviendas.
A principios del siglo XX se plantó el pinar de Guardamar para frenar el avance de las dunas y se volvió a ampliar la superficie de regadío del término.
La década de los cincuenta saludó los primeros balbuceos del turismo que, con el paso de los años, se ha convertido en el principal motor de crecimiento urbano y demográfico de Guardamar.