Hábito: Romboédrico, escalenoédrico, prismático, rosetas, microgranular, etc.
Color: Incoloro, blanco o coloreado en tonos claros.
Color de la raya: Blanco
Brillo: Vítreo, nacarado o mate en variedades cristalinas.
Dureza: 3 (Semiduro, se raya con púa de acero fácilmente).
Densidad: 2,7 g/cm3 (Entre ligero y poco pesado).
Exfoliación romboédrica.
Efervece fácilmente con HCl al 10% en frío.
Es un mineral muy abundante y que se suele confundir con otros minerales comunes como la Dolomita, el Cuarzo, la Halita o el Yeso, especialmente cuando se presenta masivo o en agregados microcristalinos formando rocas monominerálicas o rellenando fracturas.
Pero se puede distinguir muy fácilmente con una serie de conocimientos y ensayos básicos, salvo de algunas variedades de aragonito con morfologías coraloides o concrecionadas, donde son necesarias técnicas complejas basadas en la determinación precisa de densidad o estructura cristalina. Pese a ello, la débil efervescencia con HCl diluido del aragonito puede ser un indicio.
Su hábito y exfoliación romboédrica lo distingue del resto de minerales, salvo de otros carbonatos trigonales como: Dolomita, Magnesita, Siderita y Rodocrosita, de los que se distingue, entre otras propiedades, por presentar efervescencia con HCl diluido al 10% a temperatura ambiente.
En variedades masivas o microcristalinas: su efervescencia con HCl lo distinguen del Cuarzo, Yeso, Halita, Fluorita, Barita y Celestina.
Su dureza lo diferencia nuevamente del Cuarzo, que no se raya con púa de acero y del Yeso que se raya con la uña.
Su densidad sirve para no confundirlo con algunos sulfatos como la Barita y Celestina, mucho más pesados.
Su insolubilidad en agua, para no confundirlo con la Halita y con otros cloruros comunes.
Es uno de los minerales más abundantes en la superficie terrestre, apareciendo asociado a diferentes tipos genéticos de rocas, especialmente a sedimentarias, pero también es muy común en rocas metamórficas y filones hidrotermales.
Más raramente, se puede localizar en rocas volcánicas y plutónicas, casi siempre como producto de alteración de algunos minerales presentes en ellas, aunque existen rocas ígneas (carbonatitas), en las que la calcita es un mineral primario esencial.