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Historia de Salobreña
Desde la época neolítica, con numerosos hallazgos arqueológicos.
En esta época, no existía la actual vega, sino una bahía en la que el cerro donde actualmente se asienta Salobreña era una isla.
Los aportes realizados por el río Guadalfeo, hicieron desaparecer poco a poco la bahía, y que esta se convirtiera en una fértil vega durante las épocas del Cobre y Bronce.
La isla de Salobreña se unió a tierra firme, pero todavía el Peñón salobreñero era un islote.
Estos procesos erosivos siguieron su curso en épocas sucesivas, pero es en la Edad Moderna y con la deforestación de los montes circundantes, la que hacen la actual vega de Salobreña y Motril.
La creciente necesidad de combustible para alimentar los diferentes ingenios azucareros de la zona son la causa de esta deforestación.
En el tercer milenio adC aparecen los primeros asentamientos estables en los diferentes promontorios de la zona, dedicándose principalmente a la agricultura y a la ganadería. Estos asentamientos tienen continuidad en épocas sucesivas.
Los fenicios llegan a esta zona en el siglo XIII a. C. fundando la antigua "Selambina".
Esta cae en el siglo VI a. C. en manos de los cartagineses, pasando a depender de "Gadir" (actual Cádiz).
La posición estratégica de Salobreña, hace que la conquista por los romanos sea bastante temprana, (siglo II a. C.).
Son numerosos los restos de esta época encontrados en diferentes lugares de la zona.
Durante toda la ocupación romana, existen muchos asentamientos en la zona, dedicándose al cultivo de la vid y el olivo, a la pesca y al salazón.
En esta época, Salobreña es conocido como "Segalvina", y como tal consta en las actas del Concilio de Ilíberis.
En el año 711, sucede la invasión musulmana de la península Ibérica. Salobreña pasa a ser una alquería, con una notable importancia dentro del territorio costero de Elvira.
El nombre que recibe en lengua árabe es el de Shalubānya, pronunciado también Shalubīnya (del que procede el nombre actual) debido a la imala, un rasgo peculiar de pronunciación presente en el árabe andalusí.
En esta época el cultivo principal de la vega era la caña de azúcar y las legumbres.
El fin de la época musulmana tuvo lugar en el año 1489, con Francisco Ramírez de Madrid, aunque todavía en 1490 tuvo lugar una sublevación a favor de Boabdil, lo cual causó que Salobreña quedase ocupada por castellanos, y que a los musulmanes los relegaran a las alquerías circundantes.
La sublevación de los moriscos se extendió también a Salobreña.
Esta sublevación dio lugar a la intervención del Marqués de Mondéjar en 1569 para su extinción.
La situación estratégica de Salobreña es importantísima, por lo que el castillo es conservado como fortaleza militar.
El castillo albergó un palacio en la época Nazarí, y además fue prisión de más de un monarca: Yusuf III, Muhammed VIII "el Pequeño", Muhammed IX "el Zurdo", Abu Nasr Sad y Muley Hacén.
Francisco Ramírez de Madrid fue nombrado alcaide del castillo por los Reyes Católicos en recompensa por la conquista del lugar.
El castillo conservó su importancia militar hasta el siglo XVIII, por lo que se llevaron a cabo importantes obras de reforma.
El cultivo de la caña de azúcar continuó, y es en los siglos XVII y XVIII cuando experimenta un paulatino descenso a favor del algodón.
Durante la Guerra de la Independencia, Salobreña se alía con las partidas de la costa contra las tropas francesas.
Casi terminada la Guerra de la Independencia, en mayo de 1814, el entonces Alcalde Mayor de la Villa, Salvador Martín Arnedo o Martín de Molina, procedió a la quema pública en la plaza del cabildo del ejemplar de la Constitución de 1812 de acuerdo a los designios de Fernando VII.
Es en el siglo XIX cuando resurge el cultivo de la caña de azúcar, y se emplean técnicas importadas desde Cuba para la industria azucarera. Estas técnicas se basan en el empleo del vapor como fuerza motriz y para la obtención de un producto más refinado.
En el siglo XX, y con el resurgimiento de la industria azucarera, es cuando se amplía el perímetro de la villa, y se derriban las antiguas murallas.
A partir de los años sesenta, comienza la repercusión turística en la zona, y Salobreña se expande con la construcción de zonas residenciales y de veraneo.
Culmina la expansión urbanística con la programación de la construcción de hoteles en la Playa de la Cagadilla, donde se ubicaba la Torre de Cabo Guilla o Cabo Guillana, del cuyo nombre presumiblemente procede su actual denominación