La ortoclasa u ortosa es un mineral de la clase 9 (silicatos), subgrupo tectosilicatos, y dentro de ellos pertenece a los feldespatos, según la clasificación de Strunz.
Con fórmula química KAlSi3O8.
Es uno de los minerales formadores de las rocas más abundantes en la corteza terrestre.
También se conoce con el nombre de feldespato o feldespato ortosa, pero estos nombres no son del todo correctos, ya que no definen al mineral sino a un grupo de minerales del que la ortoclasa forma parte.
El nombre de la ortoclasa deriva de los términos griegos ortho y klasis, que signfican «recto» y «rotura», respectivamente («rotura recta»). Ello se debe a la exfoliación característica de este mineral, que es perfecta según dos planos casi ortogonales entre sí.
Se trata de un mineral, en las que aparece en forma de granos redondeados o en secciones de cristales bien formados.
Cuando cristaliza lo hace en prismas columnares, a veces de gran tamaño, que incluso pueden llegar a alcanzar varias toneladas de peso.
El color característico de la ortoclasa es el rosa carne, más o menos intenso, pero también puede ser blanca, gris, rojiza o, más raramente, amarilla o azul.
Los antiguos chinos ya conocían el valor de la ortoclasa como fundente en la fabricación de cerámicas, tal como lo atestiguan algunos objetos datados varios milenios antes de Cristo.
En la actualidad, la utilización de la ortoclasa dentro de la industria de las porcelanas abarca campos amplísimos: desde la elaboración de objetos tanto de uso artístico como doméstico, hasta la fabricación de aislantes eléctricos, pastas odontológicas, vidrios especiales y esmaltes cerámicos.
La ortoclasa está distribuida por todo el mundo, pero el yacimiento más famoso es el de Karlovy Vary, en el macizo de Bohemia (República Checa).
En España se halla en el macizo de Guadarrama y en la provincia de Gerona.