Frente a Bobastro, sobre un promontorio que domina el Río Guadalhorce.
Era bien visible desde el Alcázar de Omar Ibn Hafsún, por lo que la estrategia usada fue, en parte, la desmoralización.
Se hacían fiestas con mucho ruido y música, se preparaban comidas al fuego y siempre había una actividad frenética.
Esto, era observado por los sitiados, iba minando la voluntad de los rebeldes, aun así, Bobastro no cayó en manos del califa, hasta mucho después de la muerte de Omar principal protagonista de la revuelta.