Origen Asia occidental,
pero introducida y cultivada desde antiguo
en muchas zonas.
El nombre genérico
Morus fue dado por los romanos, y deriva
del griego Morón, y éste al
parecer lo hace del celta Mor, que significa
negro, aludiendo quizás al color
de los frutos de las moreras. El específico
alba (blanco) hace referencia al color característico
de los frutos de esta especie.
Arbol de hoja caduca
y mediano tamaño.
Puede alcanzar de 10
a 20 m de talla.
Vive alrededor de los
120-150 años.
Arbol recomendado por
sus grandes y anchas hojas.
Las ramas principales
son largas y muy ramificadas, ramillas grisáceas-amarillentas
con brotes pubescentes.
Hojas de color verde
claro, brillante, lampiñas por el
haz y ligeramente pubescentes en las axilas
de los nervios principales por el envés.
El limbo es aovado, acorazonado en su base,
los bordes son dentados o a veces festoneados,
con lóbulos más o menos irregulares,
son anchos y miden de 6-12 cm.
Flores unisexuales, menuditas,
agrupadas en espigas muy densas.
Produce gran cantidad
de frutos (las moras) comestibles y muy
atractivas para la avifauna. El fruto mancha
en el suelo.
Fruto pequeño,
blanco, rosado o a veces negruzco, formado
por una infrutescencia compuesta por numerosas
drupas.
Frutos aqueniformes,
en infrutescencias carnosas (sorosis) blancas
o blanquecino-rosadas.
Frutos: Son drupas de
color blanco o rojizo. El conjunto de las
drupas es lo que origina la mora (sorosis).
Planta usada para la
alimentacion del gusano de seda por lo que
estuvo muy extendida y ya en desuso.
Las raíces proporcionan una sustancia
tintórea.
Con las fibras de la
corteza pueden elaborarse cuerdas de gran
resistencia y calidad.
Los frutos son diuréticos
y refrescantes. Con los frutos se pueden
hacer zumos y mermeladas.
La corteza proporciona
fibras textiles y las hojas se han usado
para alimentar el ganado.
Su madera es muy dura
y resistente a los cambios de humedad; es
buena para carretería, tolenería,
tornería, ebanistería y hacer
mangos de herramientas.
Como árbol de
paseo por su sombra.
Para su uso en calles
deberían cultivarse solamente variedades
estériles que no producen frutos,
pues éstos manchan las aceras y son
molestos.
Resiste temperaturas
bastante extremas, tanto fríos como
calores, aunque de jóvenes le dañan
los fríos intensos.