Se veneraba hasta 1936, año en que desapareció, una tabla en forma de cruz con una pintura de Cristo. En la Calle Meced Baja, existía una tienda de comestibles al pie de un torreón. En cierta ocasión a un vecino se le escapó una gallina que en su día fue a esconderse en debajo de la tarima de la tienda. Al intentar recuperar el animal descubrió que en el reverso de la tarima tenía pintada la figura de un crucificado. La noticia llegó a oídos del Prior de San Lorenzo, que la hizo recortar en forma de cruz siguiendo el contorno de la representación del crucificado. Tras la desaparición de San Lorenzo, esta reliquia pasó a la iglesia de la Merced.