Calle anchurosa formando una pequeña plazuela en su principio y acusadamente estrecha en su continuación.
Debe su nombre al hecho de haber vivido en ella y en la casa grande, frontón de esta plazuela, entre finales del siglo XVI y principio del XVII, un personaje notable de la ciudad: Don Antonio de Córdoba, según testimonio que encontramos en un acuerdo municipal del 27 de julio de 1609, que transcribo: "Este día la Ciudad acordó, que ninguna persona eche basura, broza, ni tierra ni inmundicios en la plazuela de don Antonio de Córdoba, ni en el caño que en ella hay, so pena de seiscientos maravedís aplicados conforme a la ordenanza, cometiéndose a don Ambrosio Suárez del Águila, Veinticuatro, mando limpiar el caño a cargo de los que tiene servidumbre de él".
Parten a su izquierda, la Calle Arquillos y un pequeño callejón sin salida, con el nombre Callejón Duende de la Magdalena.
En 1821, existía en esta calle la casa-horno de pan cocer, de don Lorenzo de Sena y que lo regentaba el francés afincado en Jaén Luis de Frey.