Es un mineral de cobre del grupo de los carbonatos que se forma en los depósitos de cobre expuestos a la intemperie.
Posee un color azul muy característico.
Frecuentemente se encuentra asociada con otros minerales de cobre, normalmente con malaquita, de color verde, y alguna vez con cuprita, de color rojo oscuro.
Como indica su fórmula química, la azurita es un carbonato de cobre básico, y está formada por un 69,2% de cobre (Cu2+), un 25,6% de dióxido de carbono (CO2) y un 5,2% de agua.
Al calentarla, la azurita se descompone: pierde el CO2 y el agua, y sólo queda de ella un polvo negro, que es óxido de cobre (II).
Al igual que todos los minerales de cobre, la azurita es tóxica, pero se puede manipular tranquilamente con las manos. Sin embargo, no debe usarse como piedra decorativa en acuarios. En realidad, la azurita es muy poco tóxica comparada con otros minerales de metales pesados, como el cinabrio.
Mediante algunos cambios químicos que ocurren en la naturaleza, en especial al aire libre, la azurita puede transformarse en malaquita. Dichos cambios son muy lentos pero constantes.
La azurita se usa como piedra ornamental, en joyería y para coleccionismo, ya que es especialmente llamativa si está combinada con malaquita.
Antiguamente la azurita se molía para usarla como pigmento azul, pero ya no se usa debido a que con el tiempo se convierte en malaquita y se vuelve verde.
Análisis químicos han mostrado que se usaba frecuentemente como una fuente de azules en pinturas medievales como alternativa al lapislázuli, procediendo esta última de Afganistán mientras la azurita procedía principalmente de la zona de Lyon en Francia.
Es abundante en las zonas oxidadas de los depósitos de cobre.