Las cruces votivas de la ciudad, en un principio fueron cuatro, pero sólo se conservan dos: la Cruz del Cordero y la Cruz de San Sebastián, construidas tras la conquista castellana en cada una de las puertas de la ciudad.
El segundo templete de la ciudad vinculado a las "Cruces" es el del Arrabal de San Sebastián.
Es una pequeña capilla votiva, dedicada a la Cruz, que conmemora la entrada del Rey Fernando en la ciudad el día 3 de mayo de 1487.
Es un templete de ladrillos, que presenta en distintos lados arcos de medio punto, que contiene una simple cruz de madera, y donde cabe destacar su techo de varias alturas y las pinturas de angelotes de su cúpula.