Palacio del Vizconde

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También conocida como Casa Grande.
Ubicado en la Calle Jardín.
Los Vizcondes de Los Villares, que obtuvieron el título en 1707 en gracia al apoyo prestado a Felipe V, mantuvieron vinculado el vizcondado a la noble familia de los Ceballos hasta 1826 y tuvieron Parroquia de San Juan Bautista un especial protagonismo en la vida social e institucional de la capital durante muchos años. Hasta la abolición de los señoríos con las Cortes de Cádiz ostentaron simbólicamente el poder en el pueblo, teniendo el privilegio de proponer los alcaldes y aprobar el Concejo que cada año regiría los destinos de la villa. Luego, con el siglo XIX, al romperse la linea de varón en la sucesión, el título salió fuera de la provincia aunque todavía sigue vigente y en uso.
Creado el Vizcondado de Los Villares por reales decretos de Felipe V expedidos el 15 de septiembre de 1.707 y 2 de mayo de 1.708 y personalizado el título en D. Francisco de Zeballos y Villegas Sainz y Solórzano (1.655-1.709)
La familia Zeballos remodeló la gran casa solariega que poseía en el pueblo, transformándola en un edificio representativo de su condición nobiliaria.
El resultado fue el actual palacio, más conocido en el pueblo como la Casa Grande.
El edificio hoy no es ni la sombra de lo que era ya que ocupaba toda la manzana pues tenía huertas y jardines.
La fachada principal propia de las casas señoriales típicas de la arquitectura giennense del siglo XVIII.
El ingreso se realiza por una puerta adintelada de severa decoración.
Sobre la puerta el tradicional balcón señorial.
Y coronando la fachada la habitual solana abierta en ocho arcadas de medio punto coronadas por elegante alero.
Toda la fachada está realizada en excelente sillería.
Patio en el que organiza el edificio con cuatro columnas de madera, se conservan algunas ménsulas y zapatas de labradas maderas
Escalera señorial cubierta por bóveda decorada con ángeles en sus esquinas
Hay una habitación con frescos
Se sonservan algunos artesonados.
Es el edificio de arquitectura civil más notable del pueblo.
Reciente ha sido víctima de una pésima reconstrucción, perdiéndose las zapatas labradas del patio, los frescos de la cúpula, las veneras de los vanos, etc. Otro patrimonio perdido por la dejación de los que debieran velar por él.