Recientemente, geólogos de la Universidad de Jaén han descubierto la
presencia de un paleolago formado entre el 13.000 y el 11.500 a.C. en el
substrato de Otiñar, conformando así una tierra rica en sedimentos y
agua, y por lo tanto en un lugar privilegiado para la caza y la
agricultura. Este lago estaba cerrado por el Cañón del Quiebrajano. En sus inmediaciones hay 44 estaciones con pinturas rupestres.