Batalla de Baécula

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El enfrentamiento del ejercito cartaginés, al mando del general Asdrubal Barca, asentado en la cumbre Cerro de las Albahacas, del término de Santo Tomé, y el ejército romano bajo la jefatura del general Publio Cornelio Escipión el Afrícano, héroe de la segunda guerra púnica, emplazado posiblemente al sur en El Molar, termino de Cazorla, dio lugar en el año 208 a.c. a la batalla de Baécula
Su ubicación ha estado siempre asociada a Bailén pero el importante material hallado durante la investigación arqueológica (dardos, arreos de monturas como fragmentos de bocados de caballo, puntas de jabalina númida, puntas de lanza romana, puntas de flecha, proyectiles honda, monedas cartaginesas) y el estudio topográfico del terreno ha llevado al equipo de investigadores del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, a situar la batalla de Baécula en el Cerro de las Albahacas.
Asimismo el trabajo de investigación llega a la conclusión de que el oppidum del Cerro de Los Turrunuelos, localizado en el límite entre los términos de Villacarrillo y Úbeda, al noroeste del cerro de las Albahacas, fue la ciudad de Baécula o Bécula reiteradamente citada en los textos de Polibio y Livio La batalla de Baécula
La batalla se saldó con victoria romana, si bien el ejército cartaginés pudo proseguir su marcha hacia Italia, mientras que el ejército romano tomaba una posición vital para proseguir la conquista del Valle del Guadalquivir.
En el desarrollo de la batalla participaron mas de 40.000 hombres contabilizándose entre 8.000 y 12.000 bajas
Su resultado determinó el declive del poder cartaginés en el Mediterráneo y el comienzo de la Hispania romana.
En el primer ataque Asdrubal ante el inminente ataque del Ejercito de Escipión posiciona a los jinetes númidas, honderos baleáricos y a los africanos en una planicie inferior. Y los arqueros ibéricos con sus fletas con punta de arpón en una segunda línea.
En el núcleo de la batalla se han encontrado pilum (infatería romana), lanzas (infantería cartaginesa, ibérica y romana), jabalinas (jinetes númidas) y regatones (infantería cartaginesa, ibérica y romana). El hallazgo de este tipo de armas nos habla de la presencia de tropas de infantería de ambos ejércitos. Por otra parte, el hallazgo de elementos como una espuela confirma la presencia de caballería. En este momento el ejercito de Escipión había llegado al corazón del ejército cartaginés, al que acaba derrotando.
Los movimientos del ejército romano los podemos saber gracias a las tachuelas que se les soltaban de sus caliga (sandalia romana). Su movimiento fue desde la parte baja del Cerro de las Albahacas, al sur, ascendiendo hacia la zona superior, área principal del enfrentamiento.
El campamento cartaginés estaba en el lado Este en la zona más elevada. Está en una posición estratégica porque desde aquí se controla visualmente el valle del Río de la Vega, una amplia zona de la vega del Río Guadalquivir, y también, los pasos naturales de al zona sureste de la Loma de Úbeda. Los clavos, vientos y chisqueros eran los materiales habituales en los campamentos militares. Los clavos y los vientos se utilizaban para fijar las tiendas de campaña al suelo y los chisqueros para hacer fuego. Las monedas cartaginesas de pequeño tamaño se denominan campamentales porque son las que se solían usar los soldados en los campamentos.