Historia de Úbeda

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Las primeras noticias de hallazgos arqueológicos en la ciudad de Úbeda nos las da Ruiz Prieto a principios del siglo XX, que menciona una torre en el recinto del Alcázar (Alcázar de Úbeda): [...] que después del año 1850 se demolió y junto a sus cimientos se hallaron esqueletos de extraordinario tamaño y algunas vasijas de tipo celta [...] y muy de inmediato al sitio que se encontraron unas sepulturas con varios objetos, algunos de oro, y un brazalete en forma de serpiente y otros dijes, a los que no se dio más importancia que el valor que les concedió un platero. A pesar de la escasez de datos, este autor considera que los restos pertenecían a la Edad del Cobre.
No hay mas referencias de hallazgos hasta 1925, en que se encuentra una galería abovedada en el solar del antiguo Alcázar, al realizar los cimientos de los Grupos Escolares (Colegio General Saro).
Posteriormente, en 1963, durante unas obras en el edificio conocido como Cárcel del Obispo aparecieron materiales argáricos y romanos.
En 1983, en las obras de restauración del interior de la Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares, aparecieron también restos arqueológicos de tipología argárica y romana.
En 1996, tras un temporal de lluvias, se realizan las excavaciones arqueológicas de urgencia, apareciendo restos argáricos en el Yacimiento Eras del Alcázar.
Así que los primeros asentamientos documentados en la ciudad se remontan a la Edad del Cobre-Bronce (3000-2000 a. C), en el lugar que hoy ocupa el Barrio del Alcázar.
Durante la romana, las fuentes escritas incluyen a Salaria (Úbeda la Vieja) entre los principales centros económicos y administrativos de la comarca. Recibió el estatudo de Augusto.
Los hallazgos arqueológicos de la ciudad presuponen la existencia de un pequeño núcleo de población dependiente de la colonía de Salaria.
Fue en época árabe cuando Úbeda adquirió entidad como núcleo de población.
Abderrahman II fundó la ciudad de Ubbadat al-Arab.
El valí de Jaén, Haxen ben Abdelaziz, manda fortificar Ubbadat al- Arab en el año 852. Se levantan entonces, los cimientos de una gran muralla de piedra que ocupa alrededor de 6 has. La cerca protege el alcázar, la mezquita mayor, y el palacio del gobernador, que también se erigen en este momento.
Durante los siglos XI Y XII fue sucesivamente conquistada por almorávides y almohades.
Úbeda fue famosa en Al Andalus por sus preciados productos ubedies, esteras de esparto bordadas, alfarería y cerámica, tradicción que se ha mantenído hasta nuestros días.
En esta época se obtenían de sus minas la marcasita de Ubbadat al-Arab que se producía como sustituto del oro para adornar empuñaduras de espadas y guarnecer cueros.
Durante el año 1091 el rey de Toledo, Al-Amún, lucha contra la rebelión de los moros de Andalucía siendo Úbeda rendida por la fuerza a manos de Alfonso VI. Las murallas no se mencionan expresamente pero debieron de tener un importante papel.
1091 Alfonso VI consuma su discordia con el Cid en Úbeda.
La ciudad andalusí es objeto de numerosas avanzadillas cristianas. Estas cabalgadas ocasionan importantes destrozos en la cerca amurallada. Alfonso VII de León la saquea e incluso la toma entre 1147 y 1157 junto a las órdenes militares. Abandonada después, a finales de siglo Alfonso VIII continúa con estas incursiones que fatigan y acosan a la población.
La primera vez que se menciona la cerca de Úbeda en fuentes documentales es con motivo de la batalla de Navas de Tolosa. Cuando los moradores de Baeza ante la cercanía de los ejércitos cristianos se refugian en la mezquita de Úbeda al amparo de sus murallas.
1212 Librada la batalla de las Navas de Tolosa, también llamada Batalla de Úbeda, la ciudad es asaltada, saqueada y destruida y prácticamente toda la población junto con los refugiados de Baeza, son pasados a cuchillo por las tropas cristianas. Dos años más tarde los Almohades la recuperan.
Tras la toma de Baeza por Fernando III el Santo muchos musulmanes parten hacia Úbeda en busca de protección, al ser considerada una plaza casi inexpugnable por su fuerte muralla. Úbeda se convierte en el último bastián musulmán del Alto Guadalquivir.
No existe fecha exacta para la conquista definitiva de la ciudad pero la mayoría de los historiadores coinciden en que es posible que sea el 29 de Septiembre del año 1234, durante las campañas de Fernando III no en vano el patrón es San Miguel Arcángel.
El popular dicho andarse por los cerros de Úbeda tiene su origen en que parece ser que uno de los más importantes capitanes del rey Fernando III el Santo, Álvar Fáñez (el Mozo), desapareció instantes antes de entrar en combate y se presentó en la ciudad una vez que esta había sido reconquistada. Al preguntarle el rey dónde había estado, el otro, ni corto ni perezoso, contestó que se había perdido por los cerros de Úbeda. La frase fue tomada irónicamente por los cortesanos, pues los cerros de Úbeda, aunque tienen entidad, no son suficientemente grandes como para justificar el extravío de los soldados y se perpetuó como signo de cobardía. Actualmente se usa cuando alguien interviene en una conversación con algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando. Otra versión del mismo hecho cuenta que Álvar Fáñez se había enamorado de una mora, y por eso faltó al ataque, al estar citado a la misma hora con su enamorada.
A partir de este año las murallas se refuerzan por la cercanía con el mundo musulmán.
Después de conquistada por Fernando III adquirió caracter de villa realenga.
1235 Fernando III hace merced a Úbeda del Castillo de Olvera (el actual enclave del rincón de Olvera).
Durante casi tres siglos fue población fronteriza entre los reinos de Granada y Castilla.
Este hecho determinó que los sucesivos reyes le otorgen numerosos privilegios y concesiones, como el fuero de Cuenca.
1275 El rey le concede los castillos de Tíscar. Huesa y Belerda.
1330 Motín popular contra la nobleza, cuyo cabecilla, Juan Núñez Arquero paga con la horca.
En 1344 durante el Asedio a Algeciras por Alfonso XI. Extenuados, el rey moro propone al rey cristiano que doce hombres diestros de los dos ejércitos decidan la batalla. Por el lado cristiano se presentan doce caballeros de Úbeda (entre ellos Don Pedro Gil y Gil Martinez de la Cueva). Vencen los caballeros cristianos llamados desde entonces leones por su bravura. El rey concede a Úbeda, la muy noble y muy leal ciudad, tomando desde entonces como emblema el escudo de los doce leones.
1368 La irrupción de Pedro Gil asola la ciudad destruyendo los templos y quemando todos los archivos municipales, parroquiales y notariales. Cuenta la leyenda que Don Sancho Ruiz de Trapera, caballero insigne de la ciudad de Úbeda y partidario de Enrique II, se ganó el favor de una humilde doncella a la que prometió casamiento. Después de aprovecharse de ella, la repudió y maltrató, a pesar de haber quedado la muchacha enamorada y en estado de buena esperanza. Don Juan Ruiz, hermano del descarado caballero y alcaide del Alcázar, enterado de tan fatídico acontecimiento, lo hizo apresar en una torre. En aquellos tiempos hizo su entrada en la ciudad Pedro Gil, defendiendo la causa de Pedro I y arrasando Úbeda. Don Juan, el alcaide, le reprochó que como ubetense fuese capaz de causar tanto daño a su ciudad, a lo que éste contestó que no fuera dando ejemplo, pues de todos era conocido que protegía al cruel de su hermano. Ante esta contestación, el alcaide mandó traer a su hermano y delante de todo el pueblo lo hizo degollar. María "la Forzada", lanzó un grito de angustia y se abalanzó sobre el cadáver de su amado. D. Pedro Gil conmovido ante aquella escena, abandonó la ciudad presurosamente.
1396 La noche de San Juan, batalla entre los Aranda y Trapera, cerca de la Puente Vieja (lugar de Úbeda la Vieja). Un siglo después los Cueva y Molina continuarán esta rivalidad mortal.
En las luchas intestinas de la nobleza por el poder, en 11 de diciembre de 1464, don Pedro Téllez-Girón y Pacheco toma militarmente el Alcázar de Ubeda. Día Sánchez de Carvajal guarda con su gente las torres de Ibiut, la de Santa Maria y la de los Zapateros, todas ellas próximas a sus casas.
1489 Visita a Úbeda de los Reyes Católicos.
La rivalidad entre las familias nobles de la localidad generarón un clima de conflictividad social, lo que afectaba directamente a la economía, que no se resolvió hasta que los Reyes Católicos tomaron parte en el asunto, interviniendo en el Concejo y mandando destruir el Alcázar usado por la nobleza como fortaleza.
1526 El Emperador Carlos visita la ciudad y jura guardar los privilegios, fueros y mercedes concedidas a Úbeda.
1530 Se prohibió la construcción de balcones en voladizo para no quitar el sol y la luz a las calles.
1562 Don Diego de Los Cobos redacta los Estatutos Fundacionales del Hospital de Santiago, y comienzan las obras.
En 1585 el inquisidor Juan López Montoya escribió: Entre Úbeda y Baeza, que están a una legua una de otra, es donde la Inquisición ha tenido más negocios en años pasados y ha hecho mayores castigos. Los cuatro negocios de la Inquisición eran: solicitantes y fornicarios, moriscos y judaizantes, hechiceros y endemoniados, y por último alumbrados. Respecto a los alumbrados tuvo mucho trabajo en estas tierras. En Úbeda la inquisición condenó a la hoguera a 248 personas.
1591 San Juan de la Cruz entra en la ciudad, donde muere el 14 de diciembre.
En el siglo XVI , durante los reinados de Carlos I y Felipe III, la ciudad alcanzó su máximo esplendor, proporcionado por la properidad económica en el cultivo de cereales, la ganadería e incluso una notable actividad artesanal.
La iniciativa constructora del alto clero y de la pequeña nobleza transformarían la ciudad en una de las más suntuosas del renacimiento.
Numerosas obras, no sólo de la iglesia, sino también de los señores terratenientes y del propio concejo, cuajan de palacios y casas solariegas a la ciudad e incluso se materializan ensayos puntuales de un nuevo concepto de urbanismo que marcarán desde entonces la fisonomía urbana.
Una época en la que hombres de Úbeda ocupaban altos puestos en el gobierno del Imperio como Francisco de los Cobos, secretario del emperador o su sobrino Juan Vázquez de Molina, con idéntico cargo.
A partir del siglo XVII y XVIII sufre un estancamiento en su desarrollo, la nobleza repite a escala reducida esquemas anacrónicos, las escasas construcciones del barroco son promovidos por la iglesia, como el convento-iglesia de la Trinidad.
Miguel de Cervantes visitó el pueblo como recaudador de impuestos para la corona.
En el siglo XIX la ciudad vuelve acelerar su ritmo constructivo.
1845 Richard Ford (1796-1858), el inglés viajero e hispanista, recoge en su "Manual de viajeros por Andalucía" la imagen monumental de la ciudad aunque lamenta el abandono de las tierras de labor; reflejo de este abandono es su comentario sobre que aún existía el palacio de Francisco de los Cobos, aunque, eso sí, cruelmente degradado.
El comercio se implanta con fuerza, lo que se manifiesta en su estampa urbana de construcciones decimonónicas.
En 1900 tenía una población de 19.913 habitantes.
Esta relación se compone de caídos en acción de guerra y asesinados durante la Guerra Civil (Fuente http://heroesymartires.blogspot.com.es, Catedral de Jaén):
José Anguís Díaz
Pedro Barrios Torres
José Barrios Cuadra
Antonio de la Blanca de la Torre
Juan Cuadra Catena
Luis Cuadra Gómez
Enrique de la Cuadra Cuadra
Diego Díaz Madrid
José Díaz Saro
Antonio Díaz Saro
Alfonso Fernández Reyes
Manuel Fernández Albandoz
Angel Fernández Moreno
Rafael Fernández Almagro
Diego Heredero Ruiz
Ramón Iglesias Martínez
Esteban Lendínez Rodríguez
Baltasar López Ruiz
Tito Molina González
Ramón Messía Olivares
Andrés Martínez García
Francisco Miras Quesada
Alfonso Moreno Jurado
Marcos Martínez Veirías
Pedro Pasquau Saro
Agustín Pasquau Pasquau
Cesáreo Pérez Almagro
Martín Pérez Cuadra
Zacarías Romera Quesada
José Rojas García
José Villalón Barranquero
Angel Sáez Hervás
Francisco Torquemada Barrón
Nicolás Vázquez Fernández
Juan de Dios Valero Martínez
Juan Villar de Dios (Sacerdote)
Felipe Vara Terán
Ramón Díaz Catena
Ramón Díaz Guerrero
Juan Díaz Guerrero
José Díaz Guerrero
Juan Fernández Madrid
Bartolomé Guerrero Guerrero
Natividad Guerrero Guerrero
Vicente Gallego-Díaz Moreno
Juan de Dios Puche Cuadra
Andrés Martínez Villar
Miguel Martínez Conejero
José Muñoz Redondo
José Medinilla del Aguila
José Orozco Esteban
Tomás Ruiz Gómez
Andrés Rus Martínez
José Luis Rodríguez Mollinedo
Manuel Saro Lorite
Leopoldo de Saro y Marín
Carmen Marques Cuadra
José Arredondo Acuña
Juan Arnal
Aníbal Boyer García
Francisco Baras Torres
Elías Elías Morales
Cayetano Fernández Hurtado (Sacerdote)
Miguel Fernández de Liencres Flóez
Angel Frailes Muñoz
Pelayo García Vivar
Heliodoro Hernáez Senac
José Martín Monleón
Rafael Moreno Pascau
Pedro Martín Gómez
Pedro Martos Molina
Germán Menéndez Baragaño
Manuel Méndez Riera
Leandro Pardo Cañadas (Sacerdote)
José María Poyatos Ruiz
Juan Rubio Sánchez (Sacerdote)
Vicente Rubio Sánchez (Sacerdote)
Juan Palacio Rojas Gallego (Sacerdote)
Lucas Sanjuan Salas
Jerónimo Sánchez Piqueras
Andrés Trillo Dueñas
Joaquín Palacín Almuzara
Francisco Godino Godino
Francisco Bonachera Quesada
Antonio Medina
Manuel Quero Rufaza
Antonio Roa Montero (Sacerdote)
Nicolás López Villalta (Sacerdote)
José Arnaiz (Sacerdote)
Ubeda fue declarada Ciudad Histórico-Artística en 1955, "Ciudad Ejemplar" por el Consejo de Europa en 1975 y 3 de Julio del año 2003 declaración de Úbeda y Baeza Patrimonio de la Humanidad.