Molino Fortificado del Cubo

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A dos kilómetros al Sureste de Torredonjimeno.
En la pintoresca hondonada por donde discurre el arroyo del Cubo, escoltado en sus dos orillas por sendos caminos antiguos llamados del Palomar y de la Torre, se encuentra el edificio perfectamente conservado del Molino del Cubo.
Es uno de los edificios más interesantes del patrimonio medieval de Jaén.
El Molino del Cubo, es el molino harinero más grande de los que se conservan, aunque en un estado lamentable de conservación, que atestigua el expolio al que se ha visto sometido durante todas las épocas, y seriamente amenazado con desaparecer, con todo lo que ello supondría como pérdida irreparable para el patrimonio tosiriano y provincial, ya que es uno de los pocos vestigios que quedan de molino fortificado, estructura civil pero defensiva, llevada a cabo por la Órden Militar de Calatrava.
Se trata de una construcción calatrava del siglo XIV, con lápida fundacional emprotrada sobre la entrada
El nombre de Molino del Cubo, viene ha hacer alusión a la forma de moler el cereal que tiene dicha fábrica, ya que el agua del río, es llevada mediante un canal de derivación hasta la parte superior del molino, dejándola caer a un pozo o cubo, desde allí, al precipitarse a mayor altura, movía las palas inferiores que hacían girar las muelas de molino.
Construido en sillarejo, sorprende todavía de su fisonomía la solidez del conjunto, así como las aspilleras o saeteras defensivas que se observan en uno de los laterales.
El conjunto consta de dos plantas, y es de forma rectangular.
La inferior era el área de molienda y en ella estaba situada la rueda hidráulica que accionaba las muelas.
La parte superior tenía destino residencial. Una estancia bastante holgada a la que se accede mediante una escalera de caracol, hoy en un lamentable estado y casi destruida en su totalidad. El arranque a esta escalera está en alto, se accedía a ella por una escala de madera que se quitaba en caso de ataque.
En la fachada principal, la puerta de acceso se encuentra construida sobre arco de medio punto, y encima de ella, un letrero o cartela sobre piedra con caracteres góticos muestra una leyenda, difícil de leer en la actualidad, debido al deterioro que ha sufrido con el paso de los años por la vegetación y los musgos.
En la estancia superior, dos ventanas adinteladas aportan luz a una espaciosa estancia.
Por la escalera de caracol, se llega a una segunda abertura la cual servía para cargar carros con cereal o harina ya molida, manteniéndose así fuera de los roedores y de la humedad, y como no, de los amigos de lo ajeno.
En la parte posterior se encuentra adosado el cubo por donde caía el agua desde gran altura
El agua se desviaba del arroyo posiblemente a través de un azud o presa y era conducida por un caz hacia las compuertas de regulación.
El edificio estuvo espléndidamente fortificado
Aún conserva restos del parapeto que lo coronaba
Dejando sólo indefensa la conducción de agua que llevaba el elemento motriz a la tolva.
Los únicos vanos amplios, que son los de la fachada principal, dan al arroyo que hacía de foso natural.
El resto de los muros sólo muestra saeteras vaciadas al interior.
Las disputas que su propiedad han suscitado a lo largo de la historia son muchas, ya que está construido en uno de los límites del término municipal, justo donde confluyen otros dos términos, el de Martos y el de Jamilena.
Siguiendo el cauce del río, y ya más próxima a la localidad, otras construcciones similares jalonaban el cauce, modificando la fisonomía del río, y dándonos una muestra de lo que este cultivo debía de suponer en la comarca.
Hoy por hoy, ya casi no se cultiva en el término cereales, siendo sustituido casi al cien por cien por el olivar de secano.
Código PIA 230870031.