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  • Se sitúa al Oeste del Río Seco, en una zona donde ya se habían iniciado algunas construcciones, en la colina del Instituto de Enseñanza media, a unos 500 metros al Noreste de la Necrópolis Laurita. 
  • Fue descubierta por un profesor del Instituto, quién excavó tres tumbas en 1979. Este descubrimiento alentó a Federico Molina a programar una excavación sistemática de la necrópolis.
  • En 1979 Molina inició su primera campaña en la conocida como zona A, donde se había proyectado la construcción de una instalación deportiva. La segunda campaña consistió en un sondeo en la zona B. En 1980 se practicó una excavación de urgencia en la zona C, en la parte baja de un montículo, donde existía un proyecto de inminente construcción. En los meses de julio y agosto de 1980 se realizó la tercera campaña, ampliando el sondeo de la zona B, dirigida por C. Huertas (F. Molina y otros, 1982). En total se excavaron en la necrópolis de Puente de Noy un centenar y medio de tumbas púnicas de inhumación, aunque su número debe ser notablemente superior, habiendo quedado enterrada bajo las construcciones posteriores gran parte de la necrópolis.
  • La tipología de las tumbas de Puente de Noy es variada, habiéndose dividido en ocho tipos. 
  • El tipo I es de hoyo, los tipos II-VI de fosa, comprendiendo variantes con cistas, el tipo VII de cámara y el tipo VIII, de la tumba E-1, es de gran pozo de cámara)
  • La cronología de la necrópolis se inicia a finales del s. VII con la gran tumba E-1, cuyo gran pozo de planta de tendencia rectangular mide 5,60 metros por 5,20 metros, con una profundidad de 7,50 metros, excavado en la roca, con escalinata circundante. En el lado septentrional del fondo del pozo se abre una cámara de planta trapezoidal de 3,45 metros
  • de ancha, por 1,90 metros de profunda y 1,60 metros de alta, con entrada de muro de sillería. Su rito es de inhumación individual, siendo su ajuar cerámico más expresivo un ánfora de tipo torpedo con hombros carenados, análoga a la nº 632 de la tumba de cámara 4 de Trayamar, fechada en la segunda mitad del s. VII, y otra de tendencia ovoide, troncocónica, hombros carenados y pequeño cuello cilíndrico, análoga a la del nº 547 de la tumba 1 de Trayamar (H. Schubart y H. G. Niemeyer, 1976), frecuente en el Cerro del Villar (A. Arribas y O. Arteaga, 1975) e igualmente de la segunda mitad del s. VII. A esta misma cronología corresponden tres platos de barniz rojo con anchura de bordes entre 5 y 7,7 cm de esta tumba E-1 de Puente de Noy.
  • La tumba, excavada en 1981 (F. Molina y C. Huertas, 1983), estaba totalmente saqueada, y en su relleno aparecieron numerosos fragmentos de cerámica fenicia correspondiente a platos y copas o cuencos, como residuos de ritos funerarios de simposio o libaciones, y una lucerna griega del s. IV a.C., descontextualizada, usada por los saqueadores de la tumba.
  • La tumba E-1 de Puente de Noy reviste un peculiar interés respecto a la necrópolis Laurita. Parece plausible creer que esta tumba fue la sucesora de las más modernas de Laurita, tumbas 1-3 y 17 y especialmente de la tumba 18, de amplio y profundo pozo no utilizado como enterramiento. Quizás se intentó en esta tumba 18 de Laurita construir una amplia cámara para inhumación en vez de un nicho para urna cineraria, pero el duro esquisto del subsuelo del Cerro de San Cristóbal no era propicio para excavar una gran cámara lateral en el fondo del pozo, por lo que se optaría por construir la tumba en otro emplazamiento próximo, en Puente de Noy, a medio kilómetro al Norte-Noroeste de Laurita, donde la geología terciaria y cuaternaria es más blanda y donde el espacio admite
  • una necrópolis más extensa ante una demografía más densa. Por otra parte, la tumba E-1 de Puente de Noy es claro exponente de un profundo cambio social, religioso y funerario de la sociedad sexitana, fenómeno observado igualmente en la tumba de cámara 4 de Trayamar, donde a fines del s. VII la incineración en urna es reemplaza por la inhumación.
  • La tumba C-4 es también de inhumación en cámara de sillares, con una anchura de 3,20 metros, altura de 2,20 metros y profundidad de 4 metros, con dromos y nicho, con una superestructura compuesta por dos leones de piedra, como la tumba de Pozo Moro (M. Almagro Gorbea, 1983). Su cronología es inmediatamente posterior a la tumba E-1, dentro del s. VI a.C.
  • La cronología general de la necrópolis de Puente de Noy se inicia a fines del s. VII a.C., según ya se ha indicado, como continuación de Laurita, tumbas E-1 y C-4, siendo utilizada intensamente a partir de fines del s. V, en que se impone la tumba púnica de inhumación, prosiguiendo en los siglos IV y III. En el s. II aumenta el número de tumbas, particularmente en la zona B, que van adoptando paulatinamente el rito de la incineración, coexistiendo con el anterior de inhumación y ocupando la parte oriental de la colina en el s. I a.C.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301