- La más famosa leyenda de la Literatura Popular de Jaén.
- La leyenda del Lagarto de la Magdalena, o de La Malena, es la más antigua y destacada creación de la Literatura Popular de Jaén.
- Como expresión oral, transmitida a través de los siglos, no tiene un texto fijo y sí muchas manipulaciones.
- Se ajusta a las características propias del género como son la popularidad, el anonimato, la tradición y la universalidad.
- Ximénez
Patón, en su Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de Jaén,
impresa en 1628, por Pedro de la Cuesta, es el primero que da testimonio
escrito y cuenta que una gran serpiente, que aparecía en la fuente de
la Magdalena, cuando el lugar era un bosque, fue matada por un pastor
con un cordero fingido, o con un pellejo de cordero ensangrentado y
lleno de yesca encendida.
- Otras versiones hablan del preso que, a cambio de su libertad, consigue engañar y reducir a la fiera.
- Un dicho acuñado en la ciudad, a modo de maldición, sería así revientes como el lagarto de Jaén o también de la Malena (Expresiones jiennenses).
- También
se ha identificado el mito del lagarto con la forma que el plano de la
ciudad adopta al enroscarse sobre el cerro de Santa Catalina, que
asemejaría la figura de un lagarto. De esa opinión era el Deán Mazas. Ya en el siglo XVI se escribió, y así figura en escrito anónimo custodiado en la Biblioteca Nacional, que Jaén tenía las funciones vitales distribuidas al igual que el cuerpo de un dragón.
- En
Jaén el dragón aparece por todas partes. En los escudos de la Catedral y
diversas instituciones. Algunos obispos jienenses incluyeron en su
divisa de armas al dragón como una alegoría representativa de la
configuración topográfica de la ciudad.
- El obispo de Baeza, Fray
Domingo, lo incluyó en su blasón en 1227. Tres años después de la
conquista de Jaén, en 1249, el lagarto o sierpe aparece como signo
oficial de la ciudad.
- En un grabado, del siglo XVII, hay una
Virgen con un Niño en los brazos, y a sus pies un enorme dragón sobre la
montaña que preside la ciudad.
- Su implicación en los habitantes
fue tal que durante décadas se creyó que el pellejo del lagarto se
hallaba expuesto en uno de los muros de la iglesia de San Ildefonso. En
realidad parecía ser más bien el cadáver disecado de un caimán enviado
desde el Nuevo Mundo por algún paisano, una costumbre muy en boga siglos
atrás.
- Actualmente es candidata a ser catalogada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ya que previamente, el día de julio de 2009 fue declarada como uno de los diez Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España por parte del Bureau Internacional de Capitales Culturales. Posteriormente el Ayuntamiento de Jaén decidió declarar el de julio como Día del Lagarto de La Magdalena.
- La ubicación física del Lagarto de Jaén fue la Fuente de la Magdalena.
- Tiene un monumento, el Monumento al Lagarto de la Malena.
LeyendaCuenta
la leyenda popular que allá por la Edad Media, vivía en las faldas del
Castillo, junto ala fuente de la Magdalena, un enorme y temible lagarto
que atemorizaba a toda la población de la ciudad. Habitaba en una cueva a
cuyos alrededores nadie se atrevía a acercarse puesto que el reptil era
conocido por su voraz apetito, que había acabado con la vida de algún
que otro pastor y de parte de su ganado. El miedo que infundía este
lagarto hacía que nadie frecuentase la zona: ni los pastores, ni los
agricultores ni los cazadores.
Los vecinos se quejaban constantemente
de no poder vivir con tranquilidad dada la amenaza que suponía el
asedio constante del lagarto más famoso de la historia en esta
provincia. Nadie se atrevía a hacerle frente ni, por supuesto, a
intentar acabar con él. Las autoridades de la época no sabían cómo
acabar con este problema y de ahí que ofrecieran una suculenta
recompensa a quien se atreviera a eliminarlo. Una tarea harto imposible.
Pero
he aquí que un valiente pastor quiso acabar de una vez por todas con
este descomunal reptil. Sus propios vecinos desconfiaban de su habilidad
y casi sentían más pena que alivio cuando el pastor solicitó un lote de
comida y una gran cantidad de yesca. Durante un tiempo, el inteligente
pastor fue alimentando al lagarto con suculentos platos que el voraz
reptil obviemente no rechazaba.
Un día, el pastor fue dejando un
rastro de alimentos para que el lagarto lo fuese siguiendo. Al final de
este suculento sendero de comida, el pastor preparó un pellejo de
cordero relleno de la yesca que había solicitado y prendió la mecha
justo antes de que el hambriento reptil lo devorara. Algunos momentos
más tarde, el horrible lagarto que había atemorizado a la ciudad empezó a
revolcarse de dolor.
Su inagotable apetito le había llevado a la
perdición ya que poco después el regalo gastronómico que le había hecho
el pastor hizo explosión destrozando y desmembrando su cuerpo. De esta
manera se puso fin al animal que había hecho temblar a la ciudad durante
años.
A la vuelta de su increíble gesta, y una vez se comprobó que
la muerte del lagarto era una realidad, los vecinos de la ciudad de Jaén
se rindieron ante su astucia y valentía ofreciéndole un homenaje por
todo lo alto. Se decretaron va rios días de fiestas en las que
participaron todos los vecinos, aliviados ya de la amenaza que suponía
el temido reptil. Asimismo, las autoridades se encargaron de que quedara
constancia de la gesta llevada a cabo por el pastor y le rindieron
múltiples honores.
Es ésta sin duda la leyenda más popular y
emblemática de la ciudad, la que ha generado más mitos y expresiones
populares. Así, se dice que la piel del lagarto aún se encuentra
guardada detrás de uno de los retablos de la
Catedral de Jaén. También,
cuando alguien come mucho se le dice que "va a reventar como el lagarto
de la Magdalena ". ¿Leyenda? ¿Realidad? Al fin y al cabo, parte de la
historia de una ciudad de la que se dice que durante un tiempo tuvo la
forma de un gran lagarto.
Cazabán recoge otra versión: un
guerrero vestido con traje de espejos espero al monstruo y al salir
éste, quedó deslumbrado por las reverberaciones de la luz sobre los
cristales, recibiendo entonces el golpe mortal en la espalda. Esta
versión tiene réplicas literarias algo más del norte y tiene que ver con
las gestas de caballerías.
Otra versión mas popular
Cuentan
que en el
Raudal de la Magdalena vivía un lagarto de grandes
dimensiones que atemorizaba a las gentes de Jaén y devoraba tanto a los
habitantes que se acercaban al lugar a por agua como a las ovejas de los
alrededores. Los vecinos de la Magdalena, no se atrevían a salir al
manantial y se hallaban atemorizados ante la presencia de tan fiero
reptil. Entonces, un preso condenado a muerte solicitó su amnistía a
cambio de matar al lagarto. Tal era la desesperación de los vecinos, que
el Concejo le concedió la oportunidad de intentarlo. Para ello,
solicitó un caballo, un costal de panes calientes y un cordero
sacrificado que rellenó con pólvora. Con la caída del día, el preso se
presentó junto a la cueva y fue dejando una hilera de panes hasta la
plaza de San Ildefonso, donde situó el cordero. El animal despertó
furioso y hambriento, y se fue comiendo los panes uno a uno hasta llegar
adonde se encontraba el cordero, el cual devoró fugazmente, explotando
para siempre junto a los pies de San Ildefonso.