Desde la sacristía de las Cabezas, se entra a la capilla de factura plateresca, por medio de una portada muy ornamentada y una reja plateresca de hierro forjado, obra de Hernando de Arenas, de 1561, según un diseño de Esteban Jamete y costeada por el obispo Fernando Niño de Guevara (1546-1552) hacia 1561.
El escudo del obispo está en ella y es una de las mejores rejas de la catedral.
En el contrato de la reja se estipula que Hernando de Arenas cobraría mil ducados y que se realizaría en Cuenca, pero el dorado se haría en Sigüenza por Pedro de Villanueva.
La capilla fue trazada por Esteban Jamete con planta cuadrada y con ornamentación plateresca.
Está cubierta con una cúpula semiesferica sobre pechinas, que soportan una linterna majestuosa con la imagen del Padre Eterno, obra de Martín de Vandoma.
Muestra en sus muros una Anunciación, donde la Virgen y el Árcangel están en muros opuestos.
Sobre el altar, hay bustos de santos que contienen reliquias y, entre otras, una talla de ciprés del obispo san Martín de Hinojosa.