En lo más alejado de los tiempos existía entre Las Cimbras y el
Cerro del Viento, entre La Pandera y
Jabalcuz, un gran lago que se alimentaba de las abundantes aguas de las sierras circundantes.
En la zona vivían cíclopes y uno de ellos, enrabietado por algún asunto, golpeó con fuerza contra el borde del lago abriendo una brecha, y dando lugar a lo que hoy conocemos como
Los Cañones.