Se trata de la obra más importante levantada en Quesada durante el periodo barroco.
Constaba de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón, a la que posteriormente se le añadió otra nave.
Su portada principal consta de un doble arco de medio punto de ladrillo con pilastras dórico-toscanas y entablamento con ventanal y pináculos de tradición escurialense.
En el segundo tercio del siglo XVIII se construyó un interesante retablo para su altar mayor, adaptado al testero semicircular y prolongado por un camarín.
Llaman la atención los perfiles mixtilíneos de la cornisa y la hornacina, la utilización del estuco en lugar de la madera y la profusión del decorado: cabezas de ángeles y máscaras con hojas en las columnas, estípites, espejos y yeserías en el intradós de la bóveda que evocan lacerías árabes.
La Cofradía del Cristo de la Vera Cruz de Quesada, conocida popularmente como "los blancos", se fundó en esta iglesia en el año 1554.