Leyenda de las Dos Hermanas
Cuenta la leyenda, que hace muchos, muchos años, una mañana de finales de un largo invierno, dos jóvenes hermanos cristianos fueron echo prisioneros por un ejercito de aguerridos moros, acantonados en el castillo de Bury Al-Hamma (Castillo de Burgalimar).
A don Pere (el mayor de los hermanos) encerraron en el mas oscuro de los calabazos y asu hermano don Diego dejaron en libertad para que fuera a darle la mala nueva a su padre y a su vez pidiera una importante recompensa para comprar la libertad de su hermano.
El tiempo pasaba y don Pere, en el calabozo seguía sin recibir noticia alguna de los suyos, con la única ilusión de que llegara la noche, pues por la noche recibía la visita de Azucena y Jazmín, las dos bellas hijas del alcaide Almutamid ( alcaide musulmán que le había echo prisionero).
Una noche Don Pere queriendo premiar la bondad de las dos jóvenes les entrego unas medallas que habìa heredado de sus abuelas con una sencilla Virgen para que las protegieran de todo mal, Ali el malvado consejero del alcaide escuchó toda la conversación y partió raudo a mentir a su amo y contarle que sus amadas hijas se habían convertido al cristianismo, abandonando asi la fe en Àla, único Dios reconocido por los musulmanes.
El alcaide al escuchar a su criado enloqueció de íra y mandó a Alì y a dos soldados que arrojaran a sus hijas al rio Herrumbrar, a la vez que las dos jóvenes se sumergían dos grandes rocas blancas emergían a la superficie, con un brillo tan grande que al contemplarlas Alì y los soldados quedaron ciegos de inmediato, muriendo los tres despeñados entre la riscas de pizarra que bordean el Rio Hemrrumblar.
Paso el tiempo y el alcaide, sin poder olvidar a sus hijas, y muy arrepentido de su decisión se clavó una daga en el corazón, cayendo muerto al pie del manantial de Salsipuedes, el agua se tornó roja de inmediato y así sigue manando hoy día.