Torre de Fuencubierta

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También conocida con el nombre de Juancubierta.
Es el torreón mejor conservado de todos los que se encuentran en el término de Torredonjimeno.
Situado a unos diez kilómetros del casco urbano.
Para acceder a él por la carretera que conduce a Lendinez y que no es otra que la de Consolación.
Siguiendo la carretera hacia Santiago de Calatrava.
Probablemente del siglo XIV.
Se erige sobre un recinto fortificado íbero-romano.
En época primitiva, esta torre fue conocida como la Andura, recinto ibérico de 19 x 17 metros de construcción ciclópea con sillares unidos en seco, rodeada por una muralla, de la cual no quedan restos por ser destruida en el año 1721.
Sin embargo, su historia no se reduce a la época ibérica, sino que también sobrevive a la época romana.
Se encuentran vestigios romanos a partir del hallazgo del columbario de la familia Appio Clodio Avito, y de un anillo de oro macizo que representa a una niño que sostiene una cartera con caracteres ibéricos, y que fue encontrado en 1842.
De planta cuadrangular, está construida en mampostería y sillares esquineros.
Tiene ajimez e imbornales con merlatura.
Declarada Monumento Histórico.
Este castillo está a mitad de camino entre Torredonjimeno y la Higuera de Calatrava
En el lugar donde hoy queda un cortijo que lleva su nombre.
En el lugar de Fuencubierta hubo población romana.
En una lista de iglesias de la diócesis de Córdoba, fechada en 1260, aparece el nombre de Fuencubierta.
Uno de los más extensos señoríos que se crearon en tierras de Córdoba después de la conquista fue el de la casa de Aguilar, que ocupaba diez villas. El primer lugar que incorporó fue Cañete de las Torres, que había pertenecido antes a la Orden de Calatrava. La mayor de las posesiones de la casa de Aguilar pasaría luego a los Fernández de Córdoba. Documentos que obran en el archivo de los actuales propietarios de la torre certifican que esta finca perteneció a los Fernández de Córdoba. Es muy posible, por tanto, que formase parte de los territorios fronterizos que pasaron de los calatravos a la casa de Aguilar en el siglo XIII.
Sobre el cerro de Fuencubierta se construyó, en época prehistórica, un túmulo defensivo y sobre él un soberbio recinto de aparejo ciclópeo.
Este sirvió de base en la Edad Media para la construcción de un castillo.
Dos lados de la torre descansan sobre los segmentos terminales de una de las esquinas del recinto ciclópeo.
Los otros dos tienen cimiento propio, mucho más débil.
La descompensación resultante, agravada por la existencia de otro muro ciclópeo que corre bajo la torre, ha provocado algunas grietas longitudinales en el cuerpo del edificio.
Técnicamente podríamos hablar de tres etapas constructivas en Fuencubierta, las dos primeras, de incierta época prerromana, corresponderían al túmulo y la fortaleza de piedras ciclópeas; la tercera, el castillo medieval del que sólo resta la torre del homenaje.
La torre no parece obra calatrava. Más bien será fechable en época posterior, quizá a mediados del siglo XIV, cuando ya el lugar pertenecía a un señorío.
Es evidente que no se hizo cediendo a las urgencias de la primera hora: el preciosista detalle, más bien decorativo, del balcón que ilustra su fachada parece confirmarlo.
Este balcón constituye en sí una de las más refinadas obras de nuestra arquitectura medieval.
Las almenas son, por el contrario, una detestable muestra del trasnochado romanticismo de finales del siglo XIX, tan dado a la deformación novelesca de la Edad Media.
Dentro de la torre se ven piedras labradas reaprovechadas traídas de los yacimientos romanos de la región.
Código PIA 230870013.
Declarado Bien de Interés Cultural.