[Escucha este texto]- Ubicado en la Plaza de San Lorenzo.
- Un extraordinario modelo de alcázar urbano torreado (de ahí su popular nombre), de cuya autoría y fecha de edificación es poco precisa.
- En 1544 el capitán Andrés Dávalos de la Cueva y su esposa, doña Antonia de Orozco, firmaban escritura de Mayorazgo en Úbeda.
- Entre sus bienes vinculados figuran Primeramente, unas casas principales que nos habemos y tenemos en la dicha ciudad de Úbeda en la Plazuela de San Lorenzo con todo lo anexo v punto della que es toda isla con todo lo que en ella labraremos y edificaremos.
- Indudablemente estas casas principales no son otra que la Casa de las Torres, la primera gran mansión ubetense que, con toda justicia, podemos otorgar el título de palaciega.
- De su promotor y primer inquilino, Andrés Dávalos, hijo de Rodrigo Dávalos, sabemos que en 1532, tras litigar con el Concejo de Úbeda, obtiene sentencia favorable sobre su inclusión en el padrón de la nobleza local. Sus antecesores, no obstante, ya habían figurado en la Sentencia Arbitraria. El capitán Dávalos, descendiente directo de Ruy López Dávalos, tercer Condestable de Castilla, y pariente colateral del general imperial don
Hernando Dávalos, marqués de Pescara, o don Alonso Dávalos, marqués del Vasto y gobernador de Milán. Y, al superar las rigurosas pruebas de ingreso en la aristocrática Orden de Santiago, suponemos que este Dávalos con certeza debería ser estimado por fijosdalgo notorio. Nombrado Regidor de la ciudad, y una vez ingresado en la prestigiosa orden de caballería, Andrés Dávalos de la Cueva es investido Comendador de la misma, siendo también elevado al cargo de Corregidor de Murcia y Guadix.
- En el documento de mayorazgo observamos como su fundador, al referirse a su mansión, aún hace mención de lo que en ella labraremos y edificaremos. Este dato, obviamente, nos induce a pensar que el palacio, por aquellas fechas, 1544, todavía no debía estar totalmente concluido. Es fácil deducir que su gran fachada debió ser labrada con anterioridad, en una fecha que no debió sobrepasar los años treinta del siglo. Posteriormente, y aún simultáneamente, debería estar levantándose el patio.
- La nueva edificación, erigida sobre el viejo solar de los Dávalos, deberá ser datada hacia 1520.
- La torre, o las torres, constituyen en el prototipo ideal de casa del XVI un elemento de prestigio. Esta fortificación es consecuencia del clima de violencia e inestabilidad vivido en las ciudades hasta fechas bien recientes como es el caso de Úbeda, con el problema de los bandos y sus enconados enfrentamientos. La torre, en situación de inestabilidad interna, es un baluarte de primera magnitud estratégica para la seguridad del clan.
- Tiene dos torres cubiertas a cuatro aguas
- Entre ellas, a manera de gran pantalla, una extensa fachada articulada en tres cuerpos. Un modelo de fachada-retablo que apenas si nos deja entrever la estructura orgánica del edificio.
- En su planta baja, sobre un lienzo macizo, se abre la gran puerta de acceso, con arco de medio punto sobre impostas y un marcado dovelaje castellano.
- En sus enjutas, circundados de láureas, dos bustos en relieve, uno masculino y otro femenino rodeados por una corona de laurel cuya función simbólica es la defensa de la misma alejando los seres o espíritus malignos.
- Enmarca la portada dos columnas anilladas y estriadas en su parte inferior, con profusión de grutescos en sus fustes.
- A ambos lados de éstas, sobre gruesas ménsulas, se elevan dos nuevas medias columnas que, atravesando los restantes pisos de la fachada, colaboran a conferir a la misma un marcado sentido de verticalidad.
- Sobre el paramento de este primer cuerpo, al igual que en los restantes, encontramos abundante representación de conchas o veneras santiaguistas, morfema decorativo que nos alude a la condición de caballero de Santiago del fundador.
- Este cuerpo está rematado por un clásico entablamento con friso de grutescos, elemento reiterativo en toda la fachada.
- Su segundo cuerpo, en el eje central de la portada, presenta un frontis semicircular, o frontón de vuelta redonda, con decoración de rosetas en su intradós, y putti entrelazados en la arquivolta, blandiendo o haciendo sonar las trompetas de la Fama.
- En su tímpano, bajo celada y cimera, las armas de Dávalos y Orozco sostenidas por las figuras encadenadas de dos salvajes. Estas imágenes fabulosas, abundantes en la arquitectura de finales del XV y durante todo el XVI, son frecuentes sobre todo en el arte español y alemán. En Úbeda las encontramos en otras dos fachadas de la época: la del caballero santiaguista don Cristóbal de Ortega, Regidor de Úbeda y Caballerizo de Felipe II, erguidas y enmarcadas por una gran láurea; y en la del Camarero don Francisco de Vago, sosteniendo inclinadas el escudo episcopal de su señor, el obispo jiennense don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, bajo un alfiz gótico. También vemos aparecer este tema en el Palacio Torrente. Se trata de la representación de unos hombres con el cuerpo completamente cubierto de pelo, que a veces portan una clava, ceñidos en sus cinturas por una cadena o corona de hojas de roble. Durante el siglo XV estos míticos personajes, que ya aparecen en el Libro de Alexandre (Non viste ninguno ninguna vestidura / Todos eran vellosos en toda su fechura) son acreedores de una fantástica fama como seres invencibles y rudos, óptimos custodios de lo más noble y al servicio de los más nobles. Su funcionalidad simbólica será, ante todo, protectora de una estirpe, defensora de una casa, simbolizando también la conexión del linaje familiar con los origenes del hombre, la llamada época de los salvajes, como prueba de su antigüedad y nobleza.
- A ambos lados del frontis, dos ventanas separadas por parteluz. Éstas están apeadas (izquierda) sobre cornucopias, o cuernos de la abundancia enlazados. Es la plasmación alegórica de la Fortuna. La de la derecha, por su parte, descansa sobre águilas afrontadas, símbolo de la inmortalidad del alma que alcanza lo celeste y alegoría de la inmortalidad del linaje.
- Estos vanos, coronados por veneras, están flanqueados por sendos pares de balaustres.
- Sobre un ligero entablamento se alza el tercer cuerpo de la fachada, compuesto por un gran frontis triangular peraltado sobre breves balaustres, que alberga en su tímpano las armas de la familia.
- A ambos lados, siguiendo los ejes de verticalidad colaterales, encontramos sendas veneras, a manera de superpuesto frontón, con la efigie de un Santiago Peregrino en su izquierda y un busto femenino -sin identificar- a la derecha. Tras éstos, dos nuevas ventanas de arcos deprimidos, con columnas a ambos lados apeadas sobre mascarones.
- Como colofón, un gran friso corrido de grutescos y mascarones. Y, sobre él, cornisa volada sobre la que descansa la gran crestería de concepción gótica, con gárgolas y nuevos tenantes en sus extremos.
- El zaguán -hoy desfigurado-, amplio y cubierto (hasta hace apenas escasos años) por viguería sostenida sobre canes con tablazón mudéjar recortada
- El patio tuvo que ser levantado entre 1530 y 1540.
- Si la fachada es de estilo más castellano, el patio con la esbeltez de sus columnas como los patios trazados por Vandelvira con un doble ábaco sobre sus capiteles refuerza el carácter andaluz.
- El patio, de planta cuadrangular, presenta organización de doble galería, con arcos de medio punto levemente resaltados sobre esbeltas columnas corintias de mármol.
- La galería superior, con sus arquivoltas imbricadas, ofrece en sus enjutas la alternancia de escudos y clásicos tondos.
- Estos tondos, o clípeos, esculpidos en relieve, presentan un total de dieciséis bustos, once masculinos y cinco femeninos, de los que la mitad figuran pareados en las esquinas, evidenciando una forzada posición que pudo estar ocasionada por la imposición de instalar otros tantos escudos familiares en las enjutas de los paños centrales.
- Las efigies de estos medallones, que muy bien algunas pudieron estar inspiradas en monedas o medallas romanas, carecen de una identificación precisa. Podemos detectar la presencia de, Minerva, Josué -o Gedeón-, Octavio, Marco Marcial, Lucrecia...
- Laa gárgolas monstruosas, antropomorfas y grotescas, nos abocan con fuerza a un principio de irracionalidad e instinto frente a la racionalidad imperante en los personajes de los tondos. Las gárgolas coinciden en su vértice superior con éstos y, por tanto, pueden ejemplificar el vicio frente a la virtud. Se trataría, en consecuencia, de una lucha de las virtudes contra el vicio. De este modo, estos bustos, dos por cada lado, estarían en correspondencia alegórica con las cuatro virtudes cardinales.
- A la Justicia, lado sur, corresponderían los clípeos con las representaciones de Marco Marcial y un personaje que blande un hacha. Este podría ser un líctor romano, o la representación de Gedeón (tal como lo vemos en la portada principal de la Catedral de Coria). En suma, la Justicia del mundo clásico, personificada por uno de sus más prestigiosos jurisconsultos, y la Justicia sagrada, inmortalizada por uno de los Jueces bíblicos.
- La Templanza estaría figurada en los bustos del lado este, donde aparece la representación de un miles christianus con la cruz santiaguista -en alusión inmediata al fundador del palacio- en su escudo. Junto a él, un busto femenino, ataviado de yermo y clásica coraza, nos alude a una heroína militar (¿Semiramis?).
- La Fortaleza, a poniente, quedaría manifiesta en sus dos bustos femeninos: el primero es un rostro de mujer con el cabello suelto y agitado, quizás Lucrecia; mas el segundo medallón nos aporta una figura que, en sí, ya es alegoría de la misma fortaleza, una heroína que lleva en su mano izquierda un castillo o torre almenada, en tanto que de su espalda surge una ballesta.
- La Prudencia, por último, estaría presente en los dos clásicos medallones del lado norte, uno femenino, posiblemente Minerva; otro masculino, un busto de emperador, togado y con ensortijado cabello que bien podría tratarse de Octavio.
- Finalmente indicar que los rostros pareados de los clípeos de las esquinas, de casi imposible identificación, podrían ser expresiones alusivas a los cuatro caracteres o temperamentos del hombre, como complemento a las virtudes humanas y sus opuestos.
- La gran escalera claustral, cubierta por artesonado de recio estribado cuadrangular engastado en los muros a manera de friso, con abundante decoración tallada, en la que se apoya la armadura -hoy desaparecido.
- También poseía un enorme salón (orientado al mediodía en su planta principal), dotado de armadura de madera de pequeñas artesas hexagonales, y tribuna en su extremo, del que tampoco -como de otros artesonados y piezas- queda nada.
- Apareció una mujer emparedada en unas obras de conservación a principios del siglo XX, se rumorea que pudo ser Doña Ana de Orozco, la joven y bella esposa del anciano don Andrés Dávalos, Comendador y Regidor de Úbeda a mediados del S. XVI.
- Está declarado monumento arquitectónico histórico-nacional desde
1925.
- Visitas: Lunes-Viernes, de 16.00 a 21.00 h.
|
|