[Escucha este texto]- Fue declarado Monumento Nacional en 1931.
- Ubicado en la esquina de la Calle San Francisco con la Calle Compás de San Francisco.
- La escritura fundacional se hizo en 1538 a expensas de D. Diego Valencia de Benavides (hijo segundo de los fundadores del palacio de Jabalquinto) y de su esposa doña Leonor de Guzmán y Mendoza (hija del tercer duque de Medina Sidonia).
- La perfección de las formas caracteriza a su hermoso templo como modélico en el Renacimiento andaluz.
- Su elemento más importante es la capilla funeraria de la familia Benavides, proyectada por Vandelvira.
- Fue una de las soluciones más arriesgadas que construyó, transmitiendo en ella todo su ingenio.
- Sin duda fue una réplica, por partida doble, de Benavides a lo que el Secretario de Estado, Cobos, estaba haciendo en la Capilla del Salvador de Ubeda y por otra parte, la de un Vandelvira libre, a un Vandelvira atado por un proyecto de Siloee.
- Vandelvira volcó todo su genio constructivo en la cabecera del templo o Capilla Mayor, ya que sólo esta parte y muy poco más alcanzó a ver en vida este extraordinario artista, pues en 1628 aún continuaba labrándose el cuerpo de la iglesia, aunque en un tono muy inferior que nada tiene que ver con la cabecera.
- Edificación de planta de cruz latina, coronada con una cúpula baída en el altar y una bóveda de cañón en su crucero.
- Su bóveda vaída de planta cuadrada traduce en clave renacentista el entendimiento gótico estructural.
- A principios del siglo XIX, un movimiento sísmico arruina la cúpula vandelviriana de la capilla mayor, quedando restos del retablo de piedra con temas de la adoración de los reyes y de los pastores, atribuidos a Esteban Jamete.
- El movimiento sísmico a principios del XIX, los graves temporales que se sucedieron a continuación, su ocupación por las tropas francesas que lo convirtieron en cuadra y lo saquearon y el abandono posterior, acabaron por arruinar el edificio.
- La fachada principal, trasunto de calidad inferior de los laterales de la capilla mayor, consta de un gran arco flanqueado por dobles pilastras con hornacinas entre ellas.
- En el centro se abre la puerta de medio punto entre columnas dóricas pareadas de fuste liso y cartelas con inscripciones en las enjutas.
- Sobre el entablamento con friso de triglifos, un altorelieve muy bien enmarcado, representando la impresión de las llagas de San Francisco, con el querubín crucificado, el fraile compañero de oración y la iglesia de la Porciuncula donde comenzó su vida religiosa.
- A los lados, los escudos de los fundadores.
- En la parte superior un gran medallón con la Virgen.
- Remataba la fachada un gran frontón con un óculo moldurado en su tímpano, pero hacia 1917 se vino abajo.
- La nave de la iglesia ofrece una bóveda de cañón con lunetos, un coro alto y lisos paramentos.
- El crucero es de amplias proporciones, de bóveda baída.
- Durante muchos años fué teatro.
- Uno de los hijos de Vandelvira, Alonso, escribió: "...y entiendo es la mejor capilla particular y más bien ordenada y adornada que hay en nuestra España".
- Hoy no se conserva de ella más que todo el lateral izquierdo y las capillas bajas del altar de fondo, pero es suficiente para calibrar la grandiosidad del conjunto, pese a que le falta más de un tercio de su altura.
- El retablo lateral, de piedra, se halla enmarcado por altísimas columnas corintias (imperfección evidente pero explicable por la solución que daría a la gran bóveda baída de su cubierta) y hornacinas que sólo conservan una imagen.
- Va cerrado por un enorme arco acasetonado en el intradós, que descansa sobre pilastras.
- En la parte baja, tres nichos entre columnas corintias.
- Sobre los laterales, más bajos, dos magníficos relieves representando la Adoración de los Reyes y la de los Pastores.
- Encima, un gran escudo en manto con dos soberbios guerreros romanos por tenantes.
- Más arriba una ventana triple.
- Del paramento del altar mayor sólo queda la parte inferior constituida por tres capillas con bóvedas de casetones estupendamente decorados con cabezas; sobre estas capillas se situaba el altar mayor.
- Considera con lógica el Sr. Chueca Goitia que la escultura decorativa de esta capilla debió salir de las manos del célebre Esteban Jamete, que por entonces se hallaba trabajando en la Capilla del Salvador de Ubeda.
- Aún permanece buena parte del claustro del convento, de fecha posterior, con arcos de medio punto en la parte baja y ventanas rectangulares, en la superior.
- En el Siglo XIX: un terremoto derribó la cúpula por lo que no se pudo proteger el lugar de los temporales que se sucedieron años después; por otra parte bajo la ocupación napoleónica se usó como cuadra y se expoliaron bastantes elementos decorativos. El olvido, despreocupación y abandono posterior hizo el resto. Fue desamortizado y vendido a particulares por lo que pasó de ser Iglesia y Convento a viviendas con habitaciones particulares, un espacioso parador para viajeros, un taller de carruajes, un horno de pan, un establecimiento tipográfico, otro de librería, dos patios y un extenso jardín.
- El Teatro Liceo fue instalado a finales del siglo XIX en las ruinas de San Francisco. Este regio local protagonizaría el debut del cinematógrafo el 15 de agosto 1906 en una ciudad en ferias ofreciéndose diversas películas cortas, algunas coloreadas, con proyector Pathé ante la admiración popular, lo que hizo que el empresario organizador volviera más veces hasta que el teatro tuvo su propia infraestructura. En los años 20 ya "disponia de excelentes butacas y palcos y un servicio de acomodadores con uniforme que no permitían el acceso al cine al que no fuera decentemente vestido". Contaba con una escogida programación y en 1930 llegaron a actuar La Niña de la Puebla, Juanito Valderrama o Pepe Marchena. En torno al teatro se montaría la primera banda municipal de música llamada "del Liceo" y una parte de la misma tocaría en las sesiones de cine mudo, incluso introduciendo algunos "efectos especiales". El arte escénico y el cine se entremezclarían a lo largo de su existencia. En los años 70 cerró y poco después sería demolido para conservar el aspecto primitivo del conjunto artístico.
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