[Escucha este texto]- Otro de los santeros que habitaron estas sierras en el pasado siglo, que curaban males y enfermedades con la imposición de sus manos o soplando.
- Dios querrá, Dios querrá siempre decía y remediaba la situación de miles de personas que no podían acceder a la sanidad, algo que ocurría muy frecuentemente por estas tierras, hasta la implantación de la sanidad universal con la llegada de la democracia.
- El Santo Manuel, Don Manuel López Cano, nació en 1912 y vivió en la cercana Aldea Los Chopos, hasta su muerte el 14 de octubre de 1984, llevándolo a enterrar con gran solemnidad al Cementerio de la Aldea Ventas del Carrizal. Era un hombre sencillo dedicado a las tareas del campo. "La Gracia" le llegó de mayor y por influjo mariano. Aunque desde joven le sucedían cosas extrañas. Cuando se extendió la fama sobre su poder para curar los males del cuerpo y del alma, eran muchos los que acudían a él. Entonces su vida cambió recluyéndose en un pequeño oratorio de su casa. Se asomaba a la puerta de su casa para aliviar a los fieles que podían llevar algún día esperando para hablar con él. Manuel hacía el bien solo por el amor de Dios y nunca pidió nada, en su puerta tenía siempre preparada una alcuza de aceite y entregaba pan a sus fieles, ellos le besaban las manos y perfumaban sus pies. Ante la menor sospecha de que hubiera alguien sin fe se abstenía de salir, mo quería fotos, ni curiosos, lo que cura es "la fe que traen y la intervención de Dios". Escuchaba los problemas y consolaba con un tranquilizador "Dios quedrá, Dios quedrá".
- "Los Santos no mueren nunca" antes de morir anunció a sus creyentes que: "su poder lo tendrían siempre", razón por la que su tumba es muy visitada, sobre todo en el aniversario de su muerte y en las festividades de Todos los Santos y de los Difuntos.
- La Sierra Sur de Jaén es de gran tradición santera teniendo nombres como el Santo Aceituno, el Santo Custodio y el Santo Manuel. Eran gente serena, seria y sencilla, cercanos, que protagonizaron un fenómeno con una continuidad histórica que aún perdura aunque con diferente intensidad, forman parte de la cultura y herencia de estas tierras. Estos son reconocidos santos por el sentir de sus seguidores, gozando de respeto y la fe.
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